Con un sencillo ramo de flores podemos mejorar la decoración de casa. Solo tenemos que colocarlas con esmero, calcular la altura que deben tener sus tallos, saber que colores combinan mejor y que se puede hacer para que vivan más tiempo una vez cortadas.
Las flores cortadas aportan un color y una alegría únicos a cada estancia. Elegido con esmero, un centro puede llegar a convertirse en el centro de atención de cualquier habitación. Para empezar se debe tener en cuenta el lugar donde se va a colocar. Si ya lo tenemos claro podemos jugar con la escala del arreglo y su orientación. Si color principal de las flores contrasta con la decoración el ramo va a resultar más llamativo.
Es muy importante que antes de seleccionar el recipiente, se estudie su diseño y su volumen puesto que él nos ayudará a conseguir un efecto estético u otro. Si deseamos crear sensación de altura, el florero debe ser alto, cuadrado o bien cilíndrico. En cambio, si se quiere un conjunto floral más repartido, el contenedor tiene que ser ancho y poco profundo.
Los jarrones pequeños y geométricos requieren ramos con pocas flores. Otro acierto seguro es respetar la altura que tiene el jarrón, que deberá ser la misma para la parte visible de todas las variedades empleadas.
Para que las flores de nuestros ramos vivan más cortamos los tallos al bies, de esta forma las flores absorben más agua. También se puede realizar una incisión vertical a unos 2cm del tallo. Los tallos de plantas como la Espuela de caballero, la Amarilis y el Lupino deben llenarse de agua y taponar el extremo con un algodón humedecido.
Nuestras flores en los ramos vivirán más si quemamos los extremos de los tallos que tienen savia, como los tallos de las Margaritas o las Euforbias. Así evitamos que se escape el líquido y que la flor se marchite antes. También se pueden hervir los tallos.
Es recomendable retirar las hojas de las flores sumergidas en el agua ya que se pudren y la ensucian. Algunas flores como los tulipanes, tienden a marchitarse nada más cortarlas debido a la formación de cámaras de aire en el tallo. Lo podemos evitar pinchando el tallo varias veces, cada 2,5 cm con una aguja.
Flores cómo la Gerbera o los Girasoles pueden reavivarse si se sumergen en agua caliente. Así también se fuerza la apertura de los capullos aún cerrados.
Con un pellizco de azúcar y con unas gotas de legía suave o limonada gaseosa podemos mantener el agua transparente y en buenas condiciones. Además cada día añadiremos el agua que falta. Las flores deben pulverizarse a menudo.