Decir que los patos no necesitan agua es una necedad; la necesitan, sin duda, y es posible que sin ella sean muy desdichados. Es inhumano criar animales en condiciones muy diferentes a aquellas en las que su especie está destinada a vivir. Hay que facilitar a los patos el acceso al agua, pero conviene mantener a los patitos alejados de ella durante su primera semana o las dos primeras semanas de vida, hasta que cuenten con la protección del aceite de sus alas.
El agua para que naden los patos debe ser preferentemente fluida y renovarse; un estanque es menos sano. Ponen muchos huevos en el agua, o en los bordes, y si el agua es sucia, la ingestión de los huevos, que tienen caparazones porosos, puede ser peligrosa. Por lo tanto, no se deben comer huevos que hayan flotado en agua sucia, por muy bien que se limpie su superficie.
Si no hay agua corriente en una finca, es preferible que no criemos patos en ella. Desde luego podemos construir un estanque artificial de hormigón, de arcilla batida o de revestimiento de plástico, hundido en la tierra; pero, en ese caso, el agua debe ser renovable y no debe quedar estancada.
Un pato cuidará de media docena de patitos y disfrutará, pero las patas son pésimas madres. Si se les deja empollar sus huevos, hay que confinarlas en una jaula de incubación; de otro modo matarán a los patitos arrastrándolos de un lado a otro. Las gallinas hacen de madres de los patitos mucho mejor que las patas. La eclosión de los huevos de pata se produce a los 28 días.
Los polluelos de pata necesitan una cuidada alimentación. Desde que rompen el cascarón hasta las diez semanas hay que administrarles cuanta harina de cebada o de otra clase quieran comer, y añadirles leche si se tiene. Los patos se alimentan casi igual que las gallinas cuando no se las ceba. El pato no se mantiene de pastos tanto como el ganso, pero los patos conseguirán considerable cantidad de alimentos si tienen acceso al agua, al barro, o se les deja vagabundear. Son en parte carnívoros y comen babosas, caracoles, ranas, lombrices e insectos.
El alojamiento para patos puede ser extremadamente sencillo, pero no de la peor calidad. A los patos les agrada una casa seca, resguardada de las corrientes pero bien ventilada. Si es móvil, tanto mejor, porque de otro modo el entorno inmediato queda hecho un asco. Además, la vivienda de un pato debe estar protegida contra zorros y ratas.