Cada vez están más de moda los llamados alimentos funcionales. Ideados para favorecer una función o reducir los riesgos de una enfermedad, los alimentos funcionales proporcionan una utilidad concreta además de su aporte nutricional. De todos modos, este tipo de alimentos no curan por sí solos.

Aunque sean más habituales en nuestra dieta, este tipo de alimentos no son indispensables. Una persona que lleve una dieta equilibrada no tiene porqué necesitar ningún tipo de aporte extra. Hay alimentos funcionales de forma natural, con lo cual en una dieta equilibrada se consumen regularmente, algo que supone un ahorro importante, ya que los alimentos enriquecidos tienen un precio sensiblemente superior.

Los ácidos grasos son los ingredientes más habituales en este tipo de alimentos, los fotoquímicos, los minerales, los antioxidantes, los prebióticos, los probióticos y las vitaminas.

Los que contienen un aporte de ácidos grasos están indicados para la reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares. También minimizan los síntomas de la menopausia, y ayudan a evitar el desarrollo de tumores. El mismo efecto causan los enriquecidos con antioxidantes.

Los fotoquímicos ayudan a la eliminación del colesterol, y reducen los síntomas de la menopausia.

En el caso de los alimentos funcionales con aportes minerales, estos están indicados para reducir el riesgo de osteoporosis y reforzar el sistema inmunológico. La osteoporosis también se combate con los alimentos enriquecidos con vitaminas. También luchan estos últimos en contra de las enfermedades cardiovasculares.

Tanto los prebióticos como los probióticos están indicados para una mejor función intestinal, y en el caso de los prebióticos, además, favorecen la proliferación de las bacterias intestinales útiles.