El guaraná es una planta milenaria que tiene frutos con cascara amarilla, roja o de color naranja. Cuando madura se ve su pulpa blanca y en ella las semillas a modo de ojos que contienen guaranina, una sustancia idéntica a la cafeína, otros estimulantes y vitaminas A, B y E.

Las semillas, en general, se tuestan y se pulverizan hasta conseguir un polvo de color marrón, pero también se pueden masticar como si fueran un caramelo, aunque de sabor amargo. Igual que la teína en el té, en la fruta del guaraná encontramos la guaranina que actúa sobre el sistema nervioso central y es un excitante más efectivo que el café, el té, el cacao o la cola.

La fruta del guaraná es un producto natural que mantiene las arterias libres, frena el envejecimiento, facilita la actividad intelectual, previene y alivia la fiebre, evita el trombo, la embolia y la arteriosclerosis, es antidepresiva, diurética y protectora hepática. El guaraná es un elixir de salud.

Se utiliza en la industria farmacéutica como dietético natural. También se utiliza en la industria nutracéutica y en la elaboración de bebidas y refrescos energetizantes. Contiene múltiples vitaminas, aminoácidos y oligoelementos, por lo que se considera un energético natural. Además, contiene importantes nutrientes fitoquímicos (de las plantas), xantinas energéticas, y reguladores tánicos con propiedades antioxidantes.

El guaraná tiene efectos estimulantes de las funciones cerebrales y físicas, pero sin causar los efectos negativos de nerviosismo y tensión. Levanta el ánimo y reduce la fatiga, el desgaste físico, mental, y la somnolencia.

Esta fruta tropical es muy apreciada por los deportistas debido a sus propiedades reconstituyentes y estimulantes. Se le reconocen efectos afrodisiacos. Mantiene las arterias libres de colesterol y permite que la sangre fluya por facilmente todo el organismo, inhibe las encimas que aceleran el envejecimiento y provocan las depresiones. Vamos, que lo tiene todo.