Vino tinto casero - Cultura y ocio, Economía

jueves, 2 de junio de 2011

Vino tinto casero



Al líquido que queda cuando la uva fermenta le llamamos vino y la ciencia que lo estudia es la enología. Partiendo de una buena uva y con la combinación de óptimos factores ambientales, buena luz y buen sol, podemos fabricar el mejor vino.

El vino es una bebida alcohólica generalmente hecho de uva, pero puede hacerse con otros ingredientes (por ejemplo, la sidra de la manzana) que incluyan en su proceso la fermentación. La uva puede fermentar sin que le añadamos azúcares o ácidos.


Para hacer nuestro propio vino y obtener una buena graduación de alcohol respetamos las medidas de un kilo y medio de azúcar para fermentar cinco litros de líquido. Todos los equipos que vayamos a utilizar para elaborar el vino deben estar limpios.

La fermentación debe efectuarse a la temperatura más favorable para la levadura y resguardarla así de la competencia con otras levaduras y otros organismos que puedan estropear el caldo.

Tenemos que proteger el vino de cualquier otro contaminante, especialmente de las moscas del vinagre, y de los gusanos que se encuentran en la fruta podrida y que son portadores de los organismos que avinagran el vino.

Para que no se vayan quedando posos que echen a perder el sabor del vino, lo agitaremos a menudo. Dejaremos el vino en un sitio fresco y seco para que repose y se aclare cuando la levadura haya acabado su tarea.

Cuando se ha obtenido el vino, conviene no tacarlo durante tres meses si es vino blanco y un año si es vino tinto. Es esencial que mantengamos una limpieza escrupulosa.

La levadura, que convierte el zumo de uva en vino, es un organismo vivo y si se mezcla con otros como mohos, bacterias, levaduras libres, puede que la levadura cultivada no pueda hacer su labor y se pudra el mosto, provocando mal olor y mal sabor.


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