Salimos a comprar una casa (o si quieres y eres realista, llámale jaula) para nuestro nuevo amigo, un hámster. Recuerda que es mejor elegir una jaula de plástico o de metal ya que, por dura que sea la de madera, la acabará royendo.
Debemos cubrir el suelo de la jaula con tiritas o virutas de madera y cambiarlo a diario por los alimentos y restos de comida que atesoran como provisiones.
El olor de los excrementos del hámster es muy fuerte. Para evitarlo, las virutas de álamo como base son las mejores. La arena para gatos debe ser evitada, ya que el hámster tiene la tendencia de roer y tragar pedazos de tierra que pueden ahogarlo.
El hámster es uno de los animales de compañía más silencioso, no necesita mucho espacio ni demasiados cuidados. No tiene agresividad, por lo que es el perfecto compañero de juegos para nuestros niños.
Se vende en la tienda de animales. El más "normal" es el dorado. También hay hámster marrón, moteado o color crema; albino, que es el más común, y negro que resulta difícil de encontrar.
El hámster vive más feliz en soledad. Le ponemos dentro de la jaula juguetes como una rueda para que se entretenga. Lo ideal es comprar un macho, ya que tienen mejor carácter que las hembras.
Los hámsters son animales nocturnos, por lo que pasan la mayor parte del día durmiendo, no te preocupes.
Preocúpate, en cambio, si tiene secreción de nariz o de ojos, o humedad en la cola, ya que nunca son buenas señales. Hay que avisar con urgencia un veterinario si el animal presenta manchas en el vientre, costras de sangre en sus orejas y pelaje poco denso.
Debe cabernos en la palma de la mano, las orejas han de ser flexibles, y detrás de ellas se ha de observar una fina capa de pelo; los dientes han de ser finos, afilados y muy blancos. Son signos que nos indican la edad del roedor. Su pelaje ha de ser esponjoso y uniforme. El ratón sano se mueve con agilidad, es puro nervio.