La eterna juventud - Belleza

miércoles, 4 de junio de 2014

La eterna juventud



Es cierto que ahora las personas vivimos mucho más que antes, pero el hecho de envejecer ha sido motivo de preocupación desde muchos siglos atrás.

Ya los egipcios mostraban interés por rejuvenecer y conservar su cuerpo en buen estado. A parte de los famosos baños en leche de burra que Cleopatra se daba, se empleaban colores naturales obtenidos de las flores para maquillarse los párpados y mejorar su aspecto. No sólo las mujeres se preocupaban por su belleza, pues los hombres también se cuidaban la piel.

La eterna juventud

En las tribus mayas las mujeres se untaban con cremas caseras de color rojo que además de ayudarles a suavizar la piel, les proporcionaba un agradable olor. Era una cuestión de elegancia y cuidado personal. Para la cara empleaban también pinturas de colores; con ellas se decoraban y se veían mucho más jóvenes.

Aunque vemos como hace ya muchos años la belleza y la juventud eran aspectos que afectaban a la sociedad, también hubo épocas oscuras en las que la intención de belleza era casi un pecado. En la Edad Media las mujeres vestían todas cubiertas, de una forma muy similar a los hombres y ni siquiera podían dejar su cabello a la vista.

A partir del siglo XIII la belleza fue cobrando algo más de libertad y las mujeres eran consideradas como frágiles flores que debían cuidarse y preocuparse por su apariencia. Desde ese momento, comenzaron a aparecer una serie de productos caseros de belleza como cremas a base de almendras, grasas animales, hierbas o aceites. El cuello fue una de las partes del cuerpo en las que más se centraron, pues a medida que envejecemos comienzan a aparecer muchas arrugas y la papada que nunca tuvimos hace acto de presencia.

En el barroco la belleza vuelve a estar en pleno auge y la coquetería es algo de lo más normal en hombres y mujeres. Las pelucas y los polvos son un claro ejemplo del cuidado de la apariencia. Y aunque hoy en día todos estos elementos se han sustituido por cremas o técnicas más avanzadas, en el fondo la preocupación sigue siendo la misma


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