Las mujeres españolas tienen una esperanza de vida de casi 85 años, una diferencia de seis años -por lo alto- respecto a los hombres. Ello hace, por ende, que la vejez femenina sea mucho más larga que la del hombre, y en la mayoría de las ocasiones, solitaria.

Así, en líneas generales, los hombres viejos están casados, las mujeres ancianas son viudas. La viudedad femenina implica que las mujeres deben cuidarse a sí mismas durante unos cuantos años más, y aunque las féminas vivan más, ello no implica que vivan mejor.

Para que la calidad de vida de las mujeres ancianas sea lo más saludable posible una de los cuidados básicos es tener una buena nutrición. Una alimentación rica en vegetales que incluya verduras, frutas, cereales y legumbres, con poco contenido graso, abundancia de pescado, una ingesta de carne moderada y pocos dulce es fundamental para contribuir al bienestar físico.

El ejercicio suave también se hace necesario para mantener un buen tono muscular y para mantener los más jóvenes posibles las articulaciones, y el órgano más importante, el corazón.

La agilidad mental también debe intentar mantenerse por todos los medios. Utilizar la mente, aunque ya no se ejerza actividad laboral alguna, se hace necesario para disfrutar plenamente de la vejez.

Por último, no hay que descuidar las relaciones personales. No solo las mujeres tienen que mantener amistad con otras mujeres que se encuentren en su igual situación. También la tercera edad puede ser momento de nuevas relaciones amorosas.