miércoles, 31 de agosto de 2011

Cultivo de arándanos

Los arándanos son frutas de montaña de la misma familia que el brezo y el madroño, nacidos en arbustos. Con ellos se hacen buenísimas mermeladas y jaleas, podemos hacer conserva natural de arándanos y pacharán, con aguardiente destilada de la uva.

Los arándanos no crecen en suelos alcalinos, prefieren los ácidos. Las mejores cosechas se obtienen de suelos turbosos que retienen la humedad (los podemos hacer nosotros mismos, como dijimos en "Abono vegetal para el huerto"). Los arbustos soportan bien el frío pero necesitan protección contra los vientos fuertes. Las mejores cosechas se dan en un lugar abierto y soleado.


Para plantar los arándanos se entierra algo de turba un mes antes de la plantación si el suelo no es turboso. Hacemos un hoyo lo bastante amplio para recibir las raíces del arbusto y ponemos materia orgánica bien descompuesta en su fondo. Colocamos el arbusto en el hoyo y extendemos las raíces. Podamos cualquiera que crezca hacia arriba. Con tierra de turba rellenamos el hoyo en torno a las raíces y la apretamos bien. Una vez plantado, la base del arbusto apenas debe estar cubierta de tierra y se recubre de turba, paja, mantillo u hojas descompuestas.

Lo mejor es que comencemos con arbustos de tres años plantados a una distancia de 2 cm. Hay que cultivar, al menos, dos arbustos para asegurar una buena polinización cruzada, entre flores de individuos diferentes. Según el tiempo y las condiciones, cada arbusto puede producir hasta 5 kg de fruta.

Cuando alcanzan los cuatro años, los arándanos necesitan poda. Después se elimina la madera vieja en invierno cortándola a ras de suelo. Cuando las bayas están completamente maduras, podemos recogerlas. Esto pasa cuando tienen un color azul y se sueltan fácilmente del arbusto. Esta época va de julio a septiembre, así que habrá que recolectarlas varias veces durante este periodo.


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martes, 30 de agosto de 2011

El aroma y el olfato

Desde la antigüedad, los aceites aromáticos se han utilizado para el cuidado del cuerpo y del espíritu. Contienen la esencia concentrada de las plantas de las que se extraen. No son pegajosos ni grasos y emanan un olor característico. Se encuentran en diversas zonas del vegetal; el sándalo y el nardo tienen la esencia en las raíces, el pino y el eucalipto en las hojas, los cítricos en las flores. Las esencias son, según la aromaterapia, olores que curan.

La planta nos transmite sensaciones por el olor. Como los humanos somos seres únicos, individuales, cada uno tenemos un perfume favorito, que conecta con nuestro interior influyendo en nuestro estado anímico y físico. Con nuestras esencias favoritas podemos hacernos nuestros propios jabones artesanos naturales.


Las esencias actúan sobre el organismo cuando inspiramos y, también, a través de la piel. Por ejemplo, la manzanilla relaja nuestras fibras y, por lo tanto, alivia convulsiones y espasmos. Pero la absorción de esencias no impide ni cambia el sistema glandular hormonal, no genera nuevos tejidos y, si se utilizan en dosis adecuadas, no crean dependencia ni efectos secundarios.

Las esencias activan los sentimientos. Al actuar sobre el sistema nervioso resultan estimulantes o relajantes y enriquecen la vida afectica. También pueden favorecer la concentración.

Por medio del olfato, los aromas viajan al cerebro. Asociamos ciertas fragancias a sucesos del pasado. Los olores nos pueden resultar agradables o desagradables según los recuerdos que evoquen. El olfato fue antaño nuestro sentido más desarrollado, aún lo es entre algunos mamíferos, que lo utilizan como sistema defensivo y protector ante las amenazas de la naturaleza.


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lunes, 29 de agosto de 2011

Vinagre contra la cal

Podemos saber si el agua de nuestro hogar contiene mucha cal basándonos en la espuma del jabón que utilizamos. Si hace poca espuma, el agua de nuestra casa es un agua dura, con elevado contenido mineral, sobre todo Calcio y Magnesio, aunque también puede incluir otros metales como bicarbonatos y sulfatos. Pero si con una mínima gota de jabón generamos mucha espuma, el agua de nuestra casa es agua blanda.

El carbonato cálcico se queda en los grifos creando la costra de cal y, por más que frotemos, no sale. Entonces vamos a fabricarnos un eliminador natural de cal incrustada que la haga salir fácilmente. Llenamos una bolsa de plástico hasta la mitad con vinagre y, con una goma, la sujetamos alrededor del grifo. Al día siguiente, después de pasar toda la noche en remojo, el grifo está limpio de cal, reluciente. No seas rácano/a y quieras aprovechar el vinagre para ensaladas, ya no sirve, tíralo por el desagüe.


Si la cal se ha instalado en una cacerola con la que hacemos, por ejemplo, el caldo de verduras, la llenamos de agua y dos tazas de un vinagre cualquiera. La llevamos al fuego y, cuando rompa a hervir, lo apagamos, ya que el vinagre genera una espuma marrón que inunda la cocina, nos irrita los ojos y tiene un olor realmente nauseabundo. Cuando se enfríe un poco, aclaramos la olla. Una vez a la semana podemos realizar este mantenimiento y tendremos la batería de cocina en perfecto estado.

Cuando la cal se instala en la ducha y/o en la bañera, podemos mezclar 1/4 de taza de vinagre con una taza de agua en una botella con atomizador. Rociamos la bañera o ducha y, pasada una hora, la limpiamos con una esponja húmeda.


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domingo, 28 de agosto de 2011

La batería: el corazón del automóvil

En los vehículos a motor, la batería de arranque es un acumulador, que se compone de varias celdas donde se reúne la energía eléctrica (corriente continua). Esto es posible gracias a las propiedades electrolíticas del ácido sulfúrico, descubiertas en 1782 por el científico Italiano Alessandro Volta. La energía eléctrica puede ser acumulada por si misma únicamente por poco tiempo, por ejemplo, en un condensador.

En las baterías de los coches, los electrodos son de plomo. Como electrolito se usa ácido sulfúrico diluido. En estado de carga, el polo positivo (ánodo) está compuesto por dióxido de plomo; el polo negativo (cátodo), por plomo metálico. Cuando a los polos de la batería se conecta algo consumidor o conductor, la corriente eléctrica fluye del polo positivo a través del consumidor o conductor hacia el polo negativo.


En las placas se crea sulfato de plomo, que origina el gasto del ácido. Queda agua que diluye al electrolito, disminuyendo su peso específico. Por este motivo es posible medir el estado de una batería mediante un medidor de ácido. El cátodo suelta oxigeno, mientras que el ánodo se desprende de hidrogeno, ambos elementos en forma de gas. La mezcla resultante es un gas explosivo, de ahí la prohibición de fumar en las salas de baterías.

Una batería de un coche puede ser cargada a base de suministrarle corriente eléctrica desde otra fuente de energía, desarrollándose entonces una reacción química a la inversa.

Cada batería lleva inscrita una combinación de cifras: la primera de ellas indica la tensión, medida en voltios. La segunda cifra indica la capacidad, o sea, el rendimiento de la batería, medida en amperios por hora. La tercera cifra indica la corriente eléctrica que la batería es capaz de suministrar a una temperatura de -18º C, sin que la tensión disminuya por debajo del valor indicado. Durante el invierno, este valor adquiere mucha importancia ya que, cuanto más alto sea, mejor será el arranque en frio del acumulador.


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