Con diferencia, el corazón es el músculo más importante del organismo. Bombea la sangre y genera su circulación menor y mayor. La circulación menor transporta la sangre del corazón a los pulmones, allí se oxigena y vuelve. El curso de la circulación mayor va del corazón al resto del cuerpo y viceversa.

El corazón puede entrenarse, como cualquier otro músculo. Con un esfuerzo, prudencial, podemos hacerlo crecer; lo contrario reducirá el tamaño. Nuestro corazón necesita actividad física. Es la llave de nuestra salud.

Estar en buena forma es cuestión de ejercicio periódico y bien planificado. Nuestro pulso revela si estamos en forma ¿Cómo? Es sencillo, basta con que nos tomemos el pulso nada más despertarnos, aun antes de levantarnos.

Tocamos con los dedos índice y corazón un lado de la laringe y notamos unas pulsaciones; tenemos que notarlas nítidas. Si no es así, buscamos sin apretar hasta que las notemos.

Contamos nuestras pulsaciones exactamente durante un minuto: si suman menos de 60, tenemos un corazón en excelente estado; tener entre 60 y 80 pulsaciones supone estar en la norma; si el pulso supera las 80 pulsaciones en un minuto, es hora de hacer algo. Nuestro cuerpo nos pide un poco de ejercicio por nuestra salud.