Cultivar en el desierto - Economía, Plantas

lunes, 12 de octubre de 2015

Cultivar en el desierto



Gracias a la tecnología y al desarrollo de técnicas modernas, en los desiertos de los países del primer mundo se hace cada día más fácil la vida; y de tener poca población han pasado a ver como se revaloriza su metro cuadrado.

En el desierto nos podemos casi olvidar de la agricultura tradicional. Pero sí que existen algunas especies que se adaptan a este clima y, con unas técnicas adecuadas, pueden llegar a funcionar. Si estas técnicas se consiguen implantar también en los desiertos de países pobres, su calidad de vida mejorará.


Estas son algunas de las técnicas agrícolas novedosas que, además, son eficaces.

• Arboles atrapanieblas. Sirven para recoger el agua de las neblinas; también hay atrapanieblas artificiales, formadas por mallas de polipropileno que recogen esta agua.

• Arena hidrofóbica. Es impermeable al agua, por lo que detiene la filtración de lluvias hacia el subsuelo, permitiendo que haya líquido suficiente para las plantas.

• Invernaderos especiales. Están climatizados gracias a la refrigeración basada en la evaporación de agua marina. Unas 10.000 hectáreas de invernaderos evaporan al día un millón de toneladas de agua marina, con lo que crean un microclima que permite el crecimiento de diversas especies vegetales.

• Canales subterráneos. Esta opción supone la vuelta a técnicas tradicionales, como los canales subterráneos, conocidos como foggara y ganats del norte de África y karez en países como Pakistán. La productividad es, sin duda, el reto de la agricultura en el desierto y, con técnicas como esta, se puede conseguir pero ¿a qué precio?

• Desalinización. En algunos países, como Arabia Saudí, utilizan plantas desalinizadoras que convierten el agua del mar en agua para regar el desierto. Es una buena solución, pero también sale cara y consume una gran cantidad de energía.

Cultivar estas tierras, convertir el desierto en zona agrícola, tiene muchas consecuencias favorables: se proporciona alimento a las zonas próximas, se ayuda a mitigar el calentamiento global, se protege el suelo de la erosión, las tierras se vuelven más fértiles, se evita el éxodo rural... ¿Vale le pena? Estamos seguros que .


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