Comportamiento en la oficina - Vida social

jueves, 23 de junio de 2011

Comportamiento en la oficina



Dejando de lado las políticas de etiqueta de cada organización, las buenas maneras en el trabajo se están deteriorando debido, sobre todo, al estrés. La tensión que habitualmente podemos sufrir dentro de la jornada laboral acaba en bajas médicas, malas posturas en el trabajo, problemas de conciliación familiar y, por supuesto, afecta a nuestro comportamiento en el trabajo.

El estrés influye en nuestro comportamiento, haciéndonos perder la etiqueta en la oficina. Llegar tarde a las reuniones, ignorar los correos electrónicos, dejar de hacer los trabajos que son difíciles de gestionar y utilizar un vocabulario inapropiado delante de los compañeros son, entre otras, consecuencias del estrés y son un síntoma claro de empobrecimiento de la etiqueta en el trabajo.


Actualmente, reconocido éste comportamiento y sus motivos (el estrés en la oficina), cada vez son más frecuentes los seminarios para tratar aspectos concretos sobre la forma de comportarse en el trabajo. Se han establecido unas señales comunes sobre lo que acostumbra a fallar cuando no respetamos el saber estar.

Llegar tarde a las reuniones o anularlas con poca antelación es especialmente grave si tenemos un cargo elevado en la empresa. Da la sensación de que el superior no tiene ningún problema en jugar con la jornada de los subordinados.

Cuando hay problemas de comportamiento en la oficina, no se respeta el tiempo de los demás y se les interrumpe en su trabajo. Hay desconsideración con el espacio y con los elementos comunes. Por ejemplo, dejar las tazas del café sucias o no recoger la sala de reunión. Pequeñas (pero molestas) infracciones cómo dejar la fotocopiadora o la impresora sin papel o las grapadoras vacías, esperando que sea otro el que las reponga.

Es una actitud inadecuada leer documentos o mensajes que no nos pertenecen y mirar de reojo las pantallas de los ordenadores de los compañeros. Es descortés no levantarse cuando alguien se acerca a nuestra mesa para conversar.

Es imperdonable no devolver las llamadas de teléfono, masticar chicle mientras se contesta, colgar con violencia el aparato, mantener demasiado tiempo en espera a nuestro interlocutor, chillar o hacer servir un tono agresivo en nuestras conversaciones.


Ayúdanos a compartir esta entrada:
| Más