¿Cómo aplicamos el maquillaje? - Belleza

miércoles, 8 de junio de 2011

¿Cómo aplicamos el maquillaje?



Para algunas mujeres, maquillarse significa únicamente ocultar o disimular las imperfecciones del rostro, aplicando cosméticos en la cara. Sin embargo, el verdadero sentido del maquillaje, de un buen maquillaje, es transformarnos sin que perdamos la naturalidad y resaltar nuestras facciones más estéticas.

Vamos a crear nuestros propios trucos y, para esto, buscaremos el tipo de rostro con el que nos sentimos identificadas, según la estructura de la cara. Si esta es redonda, oscurecemos el hueso del pómulo en diagonal y aclaramos el mentón, además del centro de la frente. Sobre los pómulos aplicamos polvos más claros y, sobre estos, marcamos un rubor con polvos más oscuros.


Para una cara cuadrada, oscurecemos las mandíbulas y los costados del nacimiento del pelo y aplicamos un rubor debajo del pómulo en forma horizontal. Si nuestra cara es alargada, pintamos un rubor en el centro del cachete. Para maquillar una cara con forma triangular, oscurecemos el mentón y los costados del nacimiento del pelo, aclaramos las mandíbulas y añadimos un poco de rubor sobre los pómulos.

Para que el maquillaje resalte la elegancia, creamos armonía entre la ropa, los ojos, el cabello y pensamos en la ocasión para maquillarnos, teniendo en cuenta que el maquillaje será diferente si es para una fiesta, de día, de noche, maquillaje de novia, etc.

Hay que preparar la piel para el maquillaje. El primer paso es limpiar y tonificar la piel, así el maquillaje se adapta perfectamente y dura más en el rostro. Es muy importante depilarnos las cejas, porque una ceja sin depilar o mal depilada cambia totalmente la mirada.

Aplicamos una base para emparejar el color de la piel y cubrir manchas o granitos. Si tenemos la piel seca, elegimos una base cremosa; si nuestra piel es sensible, nos aseguramos de que sea hipoalergénica. En cambio, si nuestra piel es grasa o tenemos granitos lo mejor es optar por una oíl free. El color tiene que ser igual al color general que tenemos en nuestro rostro, nunca más claro. Para encontrar el que más nos favorezca aplicamos tres tiras de distintos tonos en la mejilla o mandíbula: la que se confunda con la piel es la adecuada.

Distribuimos la base de maquillaje con un pincel por toda nuestra cara. Luego lo difuminamos bien con una esponja de látex, llegando también hasta el cuello para que no parezca que tenemos una máscara. Si nuestra piel tiene muchas imperfecciones, retiramos el exceso con un tissue dando golpecitos y aplicando otra capa más arriba.

Después del maquillaje aplicamos el corrector que sirve para disimular e iluminar cualquier parte de la cara. Con el corrector podemos tapar las ojeras, los granitos y cualquier imperfección.

Por encima de esto y para fijar el maquillaje y quitar el brillo, aplicamos los polvos, que pueden ser sueltos o compactos. La elección de uno u otro es un asunto de gusto personal. Cada rostro es distinto según su estructura. Para resaltar algunas zonas aclaramos con un polvo neutro que sea uno o dos tonos más claro que la piel. Si por el contrario queremos disimular aplicamos un polvo que sea más oscuro que la piel. Tras las correcciones aplicamos el rubor.


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