Las plantas oleaginosas - Economía, Plantas

martes, 28 de junio de 2011

Las plantas oleaginosas



Se llama oleaginosas a las plantas cuyas semillas contienen aceite. Algunas han perdido interés en la actualidad, no por su proporción de aceite, que viene a ser de un cincuenta por ciento, sino por su sabor desagradable, cómo es el caso de la colza y del sésamo.

El girasol se cultiva mucho en los jardines como planta de adorno, por sus grandes hojas y flores. En nuestros días se ha extendido su cultivo no sólo por el aceite, sino también por el consumo de sus semillas o pipas.


Los indios americanos de la época precolombina ya consumían estas semillas, que los españoles introdujeron en Europa en el siglo XVIII, especialmente en Rusia, donde la producción de girasol supone el noventa por ciento de la producción mundial.

El cuarenta y cinco o cincuenta por ciento de las semillas del cacahuete es aceite, muy utilizado en la fabricación de jabones y aceites de tocador, conserva de sardinas e incluso en muchos países como sustitutivo del aceite de oliva.

Aún es mayor el porcentaje de aceite en las semillas de ricino, ya que alcanza el cuarenta y siete por ciento. Ha sido utilizado como purgante y, entre otros fines industriales, se usa como lubricante para los motores de avión. Las propiedades del ricino fueron ya conocidas por los antiguos egipcios y, al parecer, fue una de las primeras plantas usadas por el hombre.

Pero desde el punto de vista oleaginoso ninguna planta aventaja en importancia al olivo. Produce el aceite más estimado en los países templados y constituye uno de los ingredientes esenciales de la dieta mediterránea. Su explotación se remonta a tiempos de la antigua Roma, ya que entre los vestigios de esta civilización aparecen ruinas de molinos de aceite. Su importancia no se circunscribe al campo alimenticio, ya que resulta, además, un elemento imprescindible en la preparación de diversos productos farmacéuticos. Las aceitunas más empleadas en la extracción del aceite son la arbequina, el empeltre, la negral y la Farga.

El color amoratado o negruzco de las aceitunas señala la máxima acumulación de grasas y el mejor momento para la recolección. Es preciso cuidar la calidad del aceite, procurando que las aceitunas recogidas sean sanas y limpias, que no hayan sufrido heladas, ni sequias, ni ataques de parásitos. Una vez recolectadas, deben ser sometidas a una serie de tratamientos industriales en instalaciones especiales que, en castellano, reciben el nombre de almazares.

Existe una palmera productora de aceite de palma que, en los países cálidos, goza de tanto prestigio como el aceite de oliva entre los países templados. La palmera de aceite procede de Guinea y centro de África. De sus frutos obtenían los indígenas un aceite alimenticio.

El aceite de palma se solidifica por debajo de los cuarenta grados centígrados. De ahí que se presente de ordinario como una especie de cera de color amarillo anaranjado y un característico olor a lirio.


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