Los profesionales de la imagen diferencian entre tres tipos de asesoramiento básico: de belleza, de estilo o de imagen.

La asesoría de belleza parte de un modelo expresado por el cliente al que se le aconsejan cambios en los cabellos y la cara, cambios de peluquería y maquillaje. Con ello se intenta conseguir el cambio y esa belleza idealizada por el cliente.

El cambio de estilo empieza por el vestuario y los complementos que, después, han de armonizar con el peinado y el maquillaje. Se buscan "estilos similares".

La asesoría de imagen es más compleja. El cliente pide un cambio total que afecta a su imagen externa y que también comporta un cambio en sus hábitos de conducta. La asesoría de imagen nos aporta aprendizaje de habilidades sociales.

Los asesores de imagen usan una metodología multidisciplinaria. Su objetivo es ayudar al cliente para que transmita una determinada imagen gracias a su aspecto, su manera de hablar y su "saber estar" en los diferentes ámbitos.

Un asesor de imagen suele tener conocimientos avanzados (y los coordina todos) en estética, psicología, logopedia, protocolo, etc.