En casa, en la oficina, en la calle... basta con 15 minutos de ejercicio. Cuando no tenemos ni tiempo, ni ganas, podemos conseguir ese rato y, según científicos taiwaneses, añadimos tres años a nuestra vida. De las 24 horas que tiene el día podemos dejar libres 23 y tres cuartos para hacer todo lo demás.

Pero a cada edad lo suyo. Debemos elegir la intensidad de esos 15 minutos: ¿moderada o intensa? Se considera moderada cuando podemos hablar mientras la realizamos, pero que no se nos ocurra cantar. Intensa es la que solo permite decir unas palabras antes de detenernos a tomar aliento.

Los niños necesitan "jugar en la calle". Es la mejor forma de realizar actividades físicas variadas e intensas. Los adultos que estén sanos pueden hacer ejercicios de fuerza y flexibilidad o se pueden decantar por ejercicios cardiovasculares. Los ancianos tienen como prioridad mantener el sistema muscular. Podemos hacer el ejercicio en familia que es, además, el más barato.

Pasear es un ejercicio apto para toda clase de público. Caminar es una actividad fácil en la que, además, cargamos con nuestro propio peso y sirve para desarrollar la fuerza. Si realizamos el ejercicio en grupo, y este tiene niños, o paseamos en bicicleta, creamos un estilo de vida saludable.

A veces debemos adaptar el horario y realizar el ejercicio al acabar la jornada laboral; pero debemos saber que la mejor hora es por la mañana (siempre que no padezcamos enfermedades reumáticas); pero es peor no hacer ejercicio. El ejercicio intenso debe hacerse con el estomago vacío, pues podemos interrumpir la digestión.

Si ya hemos decidido el horario para hacer ejercicio debemos tener en cuenta que, antes de empezar, debemos realizar un buen calentamiento de baja intensidad y, al acabar la sesión, es muy importante estirar los músculos ejercitados, porque así evitamos lesiones y las temibles agujetas.