Familias monoparentales son aquellas en las que sólo hay un padre o una madre que cría a sus hijos. Estos casos pueden ser madres solteras, viudos, hijos adoptivos, personas divorciadas o incluso, si los niños son criados por los abuelos, se les considera un hogar monoparental secundario o dependiente.

Dado que solo se cuenta con el apoyo económico de una persona adulta, en muchos países, las familias monoparentales tienen un alto riesgo de sufrir problemas económicos y dificultades. Por otro lado, la mayoría de las familias monoparentales son llevadas adelante por mujeres que tienen una retribución económica menor que la del hombre, por lo cual el problema se agrava más aún.

Las dificultades que se viven en las familias monoparentales suelen ser la organización y coordinación de una sola persona para el cuidado, educación y manutención del niño o los niños que tiene a su cargo. Muchas veces es difícil compaginar los horarios de trabajo con los de las actividades de los niños, lo que lleva a la mayoría de los integrantes de familias monoparentales a olvidarse de su propia vida personal y volcarse por completo en el trabajo y el cuidado de los niños.

Es en esos casos, donde la soledad y el abandono se hacen más presentes y muchos sienten la presión constante de no poder encontrar una pareja que los acepte en su situación. Por esto vemos personas de familias monoparentales que rehacen su vida sentimental cuando sus hijos ya son adultos.

Por otro lado, al ser la única persona mayor que hay en la casa, se sufre el riesgo de no estar presente en momentos importantes en la vida de los niños, por horarios laborales, o el descuido en temas educativos por falta de tiempo.

En la muchos casos los niños suelen desarrollar una independencia a muy temprana edad, ya que deben asumir tareas por si solos, debido a la ausencia del adulto. A pesar de ello, cada caso es muy particular y no hay duda de que el esfuerzo de estas familias monoparentales es digno de admirar.