Podemos aprender a solucionar muchos de los problemas asociados al cristal que encontramos en la vivienda. Lo mejor es planificar el trabajo, preparar el material, tomarnos el tiempo que sea necesario y, si las circunstancias lo aconsejan, pedir ayuda a un profesional.

Si en casa queremos cambiar un cristal quebrado, roto o en mal estado (o que lo tiene todo), o simplemente lo queremos sustituir, retiramos los trozos grandes, siempre llevando guantes. Si el cristal está roto, pero está entero, lo marcamos con el corta vidrios dejando un par de centímetros de margen con el marco. Ponemos cinta adhesiva sobre las marcas y golpeamos el cristal de manera que queda unido solo por la cinta.

No es aconsejable emprenderla a golpes con el martillo en el cristal por razones más que obvias de seguridad...

Para quitar los cristales que sigan sujetos a los bordes, podemos utilizar un martillo y un cortafríos, dando cortes secos con la cabeza de ésta herramienta. También necesitaremos la ayuda de unas tenazas para sacar los trozos insertados en el marco.

Si la puerta o la ventana están selladas con masilla también tendremos que sacarla. Normalmente estará muy seca y no cuesta sacarla, pero en el caso de que esté dura, habrá que cortarla con el cortafríos y el martillo.

Un truco para sacar la masilla que sella los cristales de una puerta o una ventana rota es calentarla con un secador de mano. La masilla sale ahora más fácilmente.

Y como último paso, utilizamos un cepillo para limpiar las astillas que puedan quedar, así el marco queda preparado para albergar un nuevo cristal.