En contra de creencias populares harto anticuadas, durante el embarazo no hay que comer por dos. Lo que sí hay que hacer es alimentarse correctamente para que tanto la madre como el feto superen esta etapa de la forma más óptima. Teniendo claro que comer bien no significa comer más.

Si en todas las etapas de la vida es necesario llevar una dieta equilibrada, durante la gestación lo es aún más. Los regímenes radicales y los largos períodos de ayuno son totalmente contraproducentes para el desarrollo del embrión y, posteriormente, el feto. Está demostrado que una mala alimentación en el período gestacional puede incidir en diversas enfermedades.

En lo que respecta a la madre, es importante acometer un embarazo con un buen estado nutricional previo. Durante el embarazo, el feto requerirá muchos nutrientes de la madre, y si esta no está en buena forma, podrá quitarle aportes que ella necesita.

En el embarazo son muy comunes trastornos leves de salud como la diabetes gestacional, el estreñimiento, las nauseas en los primeros meses, la hipertensión y la falta de hierro. Todas estas molestias pueden evitarse con una buena alimentación.

Para evitar el estreñimiento es importante llevar una dieta rica en fibras y tomar mucho líquido. En el caso de la diabetes gestacional, que se produce por una elevación del nivel de glucemia en sangre, se puede evitar controlando el consumo de hidratos de absorción rápida como el azúcar, el chocolate, las golosinas y la bollería industrial. Un exceso de sal y de café contribuye al padecimiento de hipertensión, por ello, es mejor no abusar de ellos. La anemia se combate ingiriendo alimentos ricos en hierro como son la carne roja, legumbres, huevos, frutos secos y cereales.

Por último, para evitar las molestas nauseas o minimizar sus síntomas es recomendable no tener nunca el estómago vacío. Es bueno tener a mano algún bocado junto a la cama para poder tomarlo antes de levantarse. Lo ideal es comer un pequeño tentempié y esperar unos minutos antes de saltar de la cama.