Con la edad, la artrosis puede atacar diversas articulaciones. Si siempre resulta dolorosa, en algunos casos puede, además, reducir la movilidad y, con ella, la calidad de vida. Este es el caso de la articulación de la cadera.

La solución final para la artrosis de la cabeza de fémur y para alguna otra lesión de los huesos de la cadera es la cirugía. O sea, una articulación artificial: la prótesis de cadera. Esta prótesis reemplaza a la articulación original y permite el movimiento con bastante normalidad.

Si esta cadera artificial se mueve un poco, o si hay dolores entre las adherencias y el músculo en la zona operada, nos podemos aplicar una cataplasma de Siria, llamada así porque es originaria de este país; con ella se intenta producir y fijar una mayor cantidad de calcio en la zona de la cadera, con lo que la prótesis quedará fijada y en su lugar.

Vamos a elaborar nuestra cataplasma de Siria con dos huevos, dos cebollas, tres cucharadas de arcilla y un pañuelo de hilo. Hay que manejarlo todo con espátulas de madera. Primero rompemos los huevos con la espátula de madera sobre el lecho de cebolla picada finamente y mezclamos. Añadimos arcilla hasta lograr una pasta homogénea entre esta y la cebolla con los huevos; la extendemos sobre un pañuelo de hilo.

Para aplicar el cataplasma extendemos la mezcla sobre un paño grande que cubra toda la cadera, doblándolo en cuatro partes, con cuidado para que la cataplasma no se salga. Ponemos el trapo en la cadera asegurándolo con un esparadrapo y, sobre éste un trapo, lo fijamos todo con una venda alrededor del muslo y la cintura.

Aguantamos el apósito durante 60 horas. Si hiciera falta, podemos repetir el tratamiento al cabo de un mes.