Reciben el nombre de toros de lidia los elegidos y criados para su participación en espectáculos taurinos, también llamados "corridas de toros". El toro de lidia existe únicamente en la Península Ibérica y proviene de razas autóctonas de la península.

El toro de lidia es un toro bravo que se caracteriza por instintos muy primarios y temperamento agitado. Sus astas son muy grandes y su aparato locomotor es de gran potencia.

La selección de ejemplares para el toreo es una práctica que se remonta al siglo XVI, aunque no fue hasta el siglo XIX cuando se convirtió en un lucrativo negocio, gracias al auge de las plazas de toros y los espectáculos taurinos.

En la actualidad hay siete castas o familias de toros de lidia: navarra, jijona, vazqueña, vistahermosa, cabrera, andaluza y castellana. No obstante, la mayoría de los toros que se lidian hoy en día en las plazas pertenecen a la casta Villahermosa.

El toro de lidia vive hasta los nueve meses con su madre. Pasado este tiempo se produce el destete. Hasta los dieciséis meses vive en compañía de machos y hembras. Después es separado de las hembras y convive con otros toros de su misma especie.