Mejorar la autoestima - Belleza, Salud

sábado, 26 de noviembre de 2011

Mejorar la autoestima



Entre hombres y mujeres la autoestima se mide de forma diferente. Mientras que el sexo masculino alaba los éxitos en el terreno laboral y en su vida profesional y personal, las mujeres se centran más en el aspecto y en la apariencia. La mujer prefiere una casa bonita y el hombre lucha por tener una casa cómoda y práctica. Pero esto está cambiando. Actualmente tanto unos como otros luchamos por los mismos éxitos laborales, profesionales, de apariencia y, sobre todo, cuidamos nuestro aspecto.

La verdadera autoestima consiste en conocernos mejor a nosotros mismos, en aceptarnos tal y cómo somos, querernos y, desde ahí, sacar lo mejor de nosotros. El camino a recorrer no siempre es sencillo, pero nos ayudará a liberarnos de la necesidad de fingir, callar o complacer. En este terreno las mujeres son a veces sus peores enemigas, cuando su propia voz interior les dice que no merecen, no saben o no pueden.


Para venirnos arriba y hacernos más grandes podemos pensar en los éxitos de nuestra vida, recordar cuando hemos arrancado sonrisas y aliviado dolores. Nuestra cara se iluminará haciéndonos más guapas y guapos.

No dejemos que nadie compare nuestro trabajo con el de alguien a quien admiramos. No debemos permitir motes denigrantes, frases hirientes, ni nada que nos haga sentir mal. El estrés del trabajo no nos deja disfrutar del día a día, nos apagamos y afeamos. Todo esto nos impide apreciar lo que si va bien.

Vamos a hacer un ejercicio muy sencillo: delante de un espejo sonreímos y caminamos con aires altivos. Con los ojos cerrados, respiramos profundamente y recordamos un momento en que nos sentimos capaces, llenos de autoconfianza. Presionamos con fuerza nuestros dedos índice y pulgar. Después, cuando sigamos con nuestra rutina, si en algún momento la autoestima flaquea, volvemos a unir ambos dedos para recuperar ese momento y recordamos lo que entonces sentimos. En PNL (Programación Neuro-Linguística) esto se llama "anclar" el sentimiento.

El buen humor nos hace hermosos. Nuestro valor no depende de la belleza física, ni de que la gente que nos rodea piense que somos simpáticos o adorables. Los piropos propios y ajenos son para que los creamos y los agradezcamos con una sonrisa de oreja a oreja. Pero, vengan o no,... ¡valemos mucho!


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