¿Dónde está mi pan? - Vida social

domingo, 9 de octubre de 2011

¿Dónde está mi pan?



A todos, hombres y mujeres, nos ha pasado alguna vez. En una cena de empresa, una comida de trabajo o algún evento familiar (bodas, bautizos y comuniones), sentados alrededor de la mesa nos saludamos con educación y entablamos conversaciones amenas, comunes y, en algunos casos, hasta divertidas. Pero, entonces... ¿donde está mi pan?

Cuando estamos en mitad de una comida empezamos a buscar con desesperación nuestro pan, uno de esos bollitos que están tan buenos. Miramos a derecha e izquierda los platitos que aparecen con el pan que ya ha sido pellizcado y que no son los nuestros. ¿Qué ha pasado? ¿Quien se ha comido mi pan?


Este artículo, aunque escrito en tono de broma, nos recuerda que el protocolo existe (y que nuestro pan es el de la izquierda), pero es un concepto que nos suena a tradición, a desfasado, ya que es propio de niveles sociales lejanos de la realidad terrenal. Esta desprestigiada reputación nos impide ver que la educación social, el protocolo, el saber ser y saber estar, en realidad nos ofrece las claves para desenvolvernos mejor en cualquier situación.

Conocer el protocolo será nuestra mejor estrategia en el terreno personal y profesional, ya que nuestra imagen se va a ver reforzada de manera positiva. Además, no nos engañemos, somos seres hechos de tradiciones y de costumbres. En nuestra vida repetimos ceremonias, comidas festivas, aniversarios, etc., y reproducimos fielmente lo que se ha de hacer "en estos casos".

Hemos aprendido que se lleva una botella de vino o unos postres si nos invitan a casa de alguien; que debemos llevar flores y regalos a las mujeres cuando acaban de dar a luz una criatura; que es habitual recoger dinero en la empresa para el compañero que se casa... Aunque proclamemos no creer en el protocolo, la verdad es que lo tenemos presente día a día.

Por otro lado, sepamos o no comportarnos en estas situaciones sociales, nos encontramos nuevas exigencias que provienen del terreno laboral. Las políticas actuales de recursos humanos fomentan la convivencia y la creación de un clima en el que demostramos continuamente nuestras habilidades para empezar una conversación, saberla mantener y conducir con éxito una negociación. El saber estar es un salvoconducto para llegar y, en muchos casos, para conseguir el éxito social.


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