Es preferible que en el dormitorio tengamos un ambiente ideal a la hora de descansar. Para nuestra belleza es necesario el descanso, pero tan importante como la cantidad de horas que dormimos es la calidad que tiene nuestro sueño.

Hay muchos factores que influyen en el sueño sin darnos cuenta, factores como el ruido, que incrementa de forma notable la posibilidad de padecer insomnio y no descansar lo suficiente. Por ejemplo vivir en una calle muy transitada o con mucho tráfico puede hacer que nos suba la tensión arterial.

Las ventanas de doble cristal aíslan nuestra habitación y nos pueden permitir dormir plácidamente. Si en la pared hay alguna grieta, tápala, porque las ondas del sonido pueden provocar mayores vibraciones. Podemos recurrir a músicas espéciales o lo podemos conseguir con una pequeña fuente de agua que produce un ruido suave y monótono.

En nuestro ritmo biológico influye además la luz del lugar. Para descansar mejor vamos a procurar cerrar bien las persianas y evitaremos tener aparatos que desprendan algún tipo de luz, aunque sea una luz tenue.

En nuestro dormitorio la temperatura debe oscilar entre 18 y 19 grados y la humedad relativa del aire debe estar comprendida entre el 50 y el 70%, si es preciso utiliza un humidificador.

El cerebro relacionará nuestra habitación con el espacio para dormir y descansar si procuramos no trabajar en ella. El orden en nuestra habitación nos ayudará a relajarnos cuando nos acostemos. Los medicamentos deben ser nuestro último recurso para descansar.

Los colores han de ser relajantes. Influyen en nuestro estado de ánimo. Los mejores son tonos violetas, rosáceos o marrones en una habitación donde el colchón será de dureza media con una cama que mida como mínimo 10 centímetros más que nosotros.