Cocinar pescado es fácil

Merluza, gallo, lenguado, mero o salmón, los pescados frescos de temporada son ideales para cocinar recetas rápidas. Además son bajos en calorías y aportan calcio y fosforo, dos de los minerales que forman el esqueleto humano. Necesitamos estos elementos para conseguir unos huesos fuertes y músculos sanos.

Vamos a preparar merluza con bacon. Necesitamos una cola de merluza abierta y sin espinas, 250 gr de bacon, dos cucharadas de aceite de oliva y una cucharada de perejil picado. Preparamos el relleno de la cola de merluza con 100 gr de espinacas (se pueden descongelar en pocos minutos en el microondas), media cebolla picada, 200 dl de nata líquida, un pellizco de sal y un poco de pimienta blanca recién picada.

Freímos media cebolla picada en una satén, sin que llegue a dorarse. Cuando se ponga transparente, añadimos las espinacas descongeladas y las removemos con una cuchara o una espátula de madera, hasta que se hayan deshecho en la sartén y rompa a hervir. Mezclamos la nata líquida con la pasta de espinacas y salpimentamos al gusto. Después, removemos durante tres minutos. Retiramos la pasta del fuego y la dejamos enfriar.

Extendemos la pasta de las espinacas sobre una de las mitades de la cola de merluza. Colocamos la otra mitad por encima, a modo de bocadillo, y rociamos la cola de merluza con aceite de oliva y una cucharada de perejil bien picado. Metemos el pescado en el microondas a potencia máxima durante 7 minutos.

Por último envolvemos, la cola entera con lonchas de bacón y durante 2 minutos la metemos al grill del microondas. Cortamos el pescado en rodajas y lo servimos con mahonesa, adornado con hojas de lechuga, verduras al vapor y tomatitos cherry. Podemos aumentar su sabor con ingredientes naturales como ajo y perejil.

Cerezas, más que un postre

La cereza es una diminuta e irresistible fruta de temporada que tiene muchas cualidades. Es sabrosa, nutritiva y hermosa, además de saludable. Las cerezas son ligeras, sólo tienen 58 calorías por cada 100 gramos. Son laxantes, ricas en azúcares, potasio y vitaminas C y A. Combinan muy bien con otras frutas y muchos postres, incluso en recetas con sabores salados.

Las cerezas hidratan y suavizan la piel, protegen y refuerzan los vasos sanguíneos, son buenas para eliminar líquidos... Pueden colaborar en nuestra dieta para adelgazar, ya que se pueden comer como picoteo, sacian y no engordan .Las cerezas ayudan a prevenir la anemia y, por su aporte en hierro y calcio, son ideales ante la desmineralización de los huesos. Esto las hace muy aconsejables en la pre-menopausia.

Cuando pensamos en comer cerezas siempre las asociamos con un postre fresco y veraniego. Pero esta fruta da mucho más juego en la cocina. Se pueden usar cerezas en platos salados, combinando diferentes sabores; como simpáticos detalles para decorar repostería; o podemos elaborar con ellas diferentes guarniciones para postres. Son excelentes con la mezcla de dulce y salado en sencillos canapés de foie y cerezas, pollo asado relleno de mermelada o con brochetas de cerdo y picotas.

Si preferimos sacar todo el partido de su forma, color y dulzura, las podemos servir lavadas y enteras como postre. En ese caso recomendamos presentarlas de un modo diferente, más decorativo y atractivo, acompañándolas con guarniciones originales rápidas de preparar. Por ejemplo mezclándolas con zumo de naranja y una cucharada de jerez o con leche azucarada y licor. Podemos sorprender a los amigos haciendo una crema muy sabrosa, a base de cerezas (sin hueso, claro), yogurt batido con almendras picadas y dos cucharadas de miel.

10 consejos para la menopausia

La menopausia es la etapa en que se produce el último ciclo menstrual de una mujer. Junto con la pubertad, es una época de grandes cambios en el cuerpo femenino y en las hormonas que produce. Podríamos decir que la pubertad empieza un proceso y la menopausia lo termina. Entre estos dos momentos, los ovarios de la mujer producen óvulos.

La edad promedio del último periodo ronda los 51 años, aunque no es una cifra exacta. Los síntomas pueden empezar mucho antes y durar meses, incluso años. Se producen, principalmente, por los cambios en los niveles de estrógeno y progesterona, dos de las hormonas femeninas producidas por los ovarios.

La menopausia suele causar unas molestias inevitables que, sin embargo, se pueden aliviar siguiendo unos simples consejos. Claro que estos remedios son para casos normales; si las molestias son graves, hay que buscar ayuda médica.

1.- Modificar los hábitos alimenticios para obtener suficiente calcio y vitamina D, a base de alimentos que los contengan o, si es necesario, usando suplementos vitamínicos y minerales.

2.- Mantener una dieta saludable, baja en grasa, alta en fibra, con suficiente frutas, vegetales y alimentos integrales, así como todas las vitaminas y minerales importantes.

3.- No fumar. Nunca es tarde para beneficiarse de la ausencia del tabaco. También es muy recomendable abstenerse de cualquier tipo de drogas o sustancias excitantes.

4.- Hacer ejercicios de resistencia al propio peso, como caminar, correr o bailar, al menos tres veces por semana, para mantener los huesos saludables.

5.- Aprender cuál es nuestro peso ideal y mantenerlo. Eso sí, no hay que dejar que se convierta en una obsesión, sólo procurar que no sobrepase unos límites razonables.

6.- Hacernos exámenes pélvicos y mamografías regularmente. También debemos hacernos exámenes para detectar los cánceres de colon, recto y piel. Hay que acudir urgentemente al médico si detectamos un bulto en los senos o un lunar que haya cambiado.

7.- Hacernos análisis periódicos y tomar las medicinas que nos receten aunque no notemos los síntomas, en especial, para la presión arterial alta, osteoporosis o colesterol.

8.- Mantener la actividad sexual con normalidad. Si es necesario, usar un lubricante vaginal a base de agua (no vaselina), una crema o alguna pastilla de estrógeno que alivie las molestias.

9.- Para aliviar los calores súbitos hay varias opciones: vestirnos usando prendas ligeras en capas que nos podamos quitar, usar sábanas y ropa que permitan que la piel respire, tomar bebidas refrescantes, comer ensaladas, evitar los picantes o dormir en una habitación fresca y bien ventilada.

10.- Si, con todo esto, todavía sentimos calores demasiado molestos, podemos hablar con nuestro médico de cabecera o ginecólogo acerca de si hay medicinas para controlarlos. Y, por supuesto, tener siempre a mano un abanico.

Las cremas cosméticas

Las cremas para el cutis no hacen milagros, aunque los anuncios se empeñen en insinuarlo. Debemos evitar el mal uso de algunos productos, ya que pueden causarnos desde nulos resultados hasta problemas dermatológicos. Sólo con una correcta aplicación y un buen mantenimiento podemos llegar a conseguir de una crema los efectos deseados.

Por ejemplo en la piel del rostro, la crema más cara no cumplirá las expectativas deseadas si no se aplica bien. Hay cremas de día, cremas de noche y tónicos faciales, que se deben utilizar con la piel bien limpia. Los productos específicos para cada zona de la cara tienen formulas distintas según el tipo de piel. Por ejemplo, no se puede utilizar el contorno de ojos para el resto de la cara, ni tampoco una crema exfoliante, que quita pieles muertas, cuando no hace falta.

Hay cremas para cutis seco, graso y mixto, pensadas para las necesidades de cada uno de ellos. Si elegimos mal no daremos a nuestra piel lo que requiere y no conseguiremos resultados. Por esto, antes de comprar cualquier crema debemos saber qué tipo de piel tenemos. Además, si queremos conseguir los objetivos debemos ser constantes. Por ejemplo, ninguna anti-celulítica o reafirmante hace efecto si no se aplica diariamente y durante un tiempo prolongado.

Cada edad requiere su fórmula. Podemos utilizar las cremas solo con la finalidad de hidratar, por ejemplo, después de la ducha. Pero no tendrán ningún efecto en la cara si no aplicamos una crema nutritiva. Este tipo de cremas aportan las vitaminas y los minerales necesarios para que las células se regeneren. De esta forma, se consigue evitar el envejecimiento prematuro, combatiendo las arrugas y la flacidez de la piel.

Unas cortinas para mi casa

Confeccionar unas cortinas para el salón o para cualquier otra habitación de la casa es una tarea relativamente fácil. Puede que tengamos que comprar una tela o, quizá, podamos aprovechar alguna que ya teníamos. En todo caso, necesitaremos un par de cosas más: la cinta de cortina y un hilo adecuado - se venden en la mercería, claro -, además de los soportes, la barra y los sistemas de fijación, de venta en ferreterías.

Una vez tenemos todos los materiales, cosemos la cinta en una de las puntas de la tela. Al final de la cinta cuelgan unos hilos; los vamos a estirar para fruncir a nuestro gusto la zona superior de la cortina. Bueno, más que a nuestro gusto, será la longitud de la barra lo que determine si debemos fruncir mucho o poco.

Es el momento de poner unos ganchos provisionales y colgar la cortina para medir su altura. Si está formada por varias piezas, basta con que colguemos una. Marcamos el bajo con unos alfileres de forma que quede a un centímetro del suelo, y ya la podemos volver a quitar. Más adelante, mediremos el resto de piezas a partir de esta, sin tener que colgarlas.

Una vez tomadas las medidas, metemos hacia adentro tanto los laterales como el bajo. Pasamos un hilván haciendo un dobladillo de unos dos centímetros en los laterales y de cinco a diez, o más, en el bajo. Cuanto más pese, mejor quedará la cortina. Después, cosemos a máquina. Al llegar a la cinta, hay que tener cuidado con los hilos que estiran la tela. No se deben romper.

Ahora, metemos los ganchos en la cinta de la cortina y los vamos pasando, pieza a pieza, por la barra de colgar. Otra forma de hacerlo consiste en poner argollas en la cinta que, después, se hacen pasar por la barra. Según qué modelo hayamos elegido, tendremos que proceder de una forma u otra. En este paso, generalmente, necesitaremos la ayuda de otra persona.

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Las aceitunas en la nutrición

La historia de las olivas se remonta a la antigüedad. Aparecen varias veces en el Antiguo Testamento, y también en el Nuevo: Jesús es apresado en el monte de los olivos. Las aceitunas se han cultivado y consumido en Europa desde hace siglos, en especial, en los países del Mediterráneo.

Hay muchas variedades de aceitunas. Contienen dos tercios de agua, por término medio. El otro tercio está compuesto por un 12% de grasa, un 8% de hidratos de carbono y un 1,5% de proteínas, además de fibra, vitaminas y minerales. Es una fruta oleaginosa de la que se extrae el aceite de oliva, el mejor.

Las aceitunas en estado natural son amargas y no aptas para comer directamente, por eso hay que someterlas a algún tratamiento especial que las haga comestibles. Hay muchas formas de prepararlas, basta con ir a una tienda especializada y comprobarlo. Aunque también las podemos preparar en casa.

Seleccionamos las aceitunas sanas y las ponemos con agua y un kilo de sal por cada cinco de olivas en un recipiente. Las dejamos cuarenta días si son maduras o más, si están verdes. Se prueban y, si ya han perdido el amargor, sacamos las que vayamos a consumir y las condimentamos con ajo, orégano y laurel. Las dejamos reposar en seco tres días. Después las ponemos un rato en agua para que suelten la sal y ya las podemos comer. En ningún momento se deben manipular con utensilios metálicos.

Aunque preparar las aceitunas en casa pueda parecer laborioso, resulta mucho más sano que comer las de bote. En los procesos industriales se les agregan diversos productos que no son nada recomendables para la salud. Así se consigue acelerar el proceso y darles un sabor más suave. Además, las aceitunas procesadas pierden buena parte de sus cualidades. Si las tenemos que comprar, deberíamos asegurarnos, al menos, de que se han preparado de forma artesanal.

Unas aceitunas naturales, de calidad y bien aliñadas, son una exquisitez. Combinan muy bien con las ensaladas, con verduras, con cereales y en algunos platos a los que queramos dar un toque alcalino. Siempre se deben consumir en cantidades pequeñas y procurar que están bien desaladas.

Las aceitunas son muy beneficiosas para el hígado y para quienes sufren de asma o tuberculosis. También alivian dolores reumáticos y musculares, inflamaciones de la boca y garganta, otitis, afonía y congestión cerebral. En cuanto al aceite de oliva, sus usos y sus propiedades, lo dejamos para un próximo artículo.

Arte Románico en la Vall de Boí

Si salimos de casa y nos encontramos con las iglesias más bellas, los picos más altos, el agua como protagonista y los paisajes más atractivos, no hay duda: estamos en la Vall de Boí. En una zona privilegiada del Pirineo de Lleida, este valle es el municipio más extenso de la comarca de la Alta Ribagorza, un ecosistema de alta montaña simplemente espectacular.

La Vall de Boí está repleta de maravillas naturales, turísticas y culturales: el Parque Nacional de Aigüestortes y Lago de Sant Maurici, con sus cumbres, ríos, lagos (¡más de 200!), cascadas y paisajes increíbles; las fuentes termales y balnearios de Caldes de Boí; la magnífica estación de esquí Boí Taüll Resort; y, sobre todo, las sorprendentes iglesias románicas, esparcidas por el valle, que forman un conjunto único en el mundo.

En la Vall de Boí encontramos ocho iglesias románicas y una ermita declaradas Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO: Santa Maria y Sant Climent de Tahül, Sant Joan de Boí, Santa Eulalia de Erill la Vall, Sant Feliu de Barruera, la Nativitat y Sant Quirc de Durro, L'Assumpció de Coll y Santa Maria de Cardet.

Las iglesias de la Vall de Boí son edificios de una o tres naves en las que destacan los campanarios, esbeltas torres de planta cuadrada que cumplían la función de vigilancia y comunicación entre el territorio. En el exterior de las torres encontramos frisos con dientes de sierra, bandas lombardas y arcos ciegos que decoran siguiendo un ritmo los ábsides y campanarios.

En el interior de las iglesias se pueden observar los conjuntos de pinturas murales, las tallas y los frontales de los altares con figuras que estaban destinadas a revelar los valores espirituales de la sociedad medieval a los habitantes del valle. Los techos se levantan sobre sillares de granito y envigados de madera.

Aunque originariamente pertenecía al condado de La Ribagorza, la Vall de Boí fue objeto de disputas hasta que pasó al condado de Pallars y, posteriormente, a la corona de Aragón. Durante los siglos XI y XII se desarrolló una intensa actividad constructiva que daría como resultado la creación de un conjunto excepcional de iglesias de estilo románico con influencias lombardas. El valle estuvo muy poblado en la Edad Media y algunos pueblos, como Taüll, llegaron a tener hasta cuatro iglesias.

Más información en el portal del Patronat de la Vall de Boí.

Un escote con cenefa

Un top usual se puede convertir en una prenda sofisticada gracias a un fruncido y una cenefa. Para empezar, pespunteamos el delantero sobre la parte del medio con puntadas largas, pero sin tensarlas. Sobre esta base colocaremos una pieza en forma de ocho de la que saldrán dos tiras que serán los tirantes. Después, pespunteamos a lo largo los cantos externos.

Recortamos la zona interior de la cenefa, pasando un pespunte por los laterales para evitar que la tela se deshilache. La ponemos sobre la superficie por la que hemos pasado el pespunte y la fruncimos. Debe coincidir con la línea de tope de la pieza del medio. En el borde superior delantero sobresalen los tirantes.

Cerramos cosiendo con la máquina eléctrica las costuras laterales y las pinzas o pellizcos en la tela, que hemos realizado para que el top se adapte a nuestras medidas. Separamos con la plancha, con cuidado, los márgenes de la costura del medio y planchamos las pinzas hacia el centro.

Repasamos el contorno de los tirantes con un hilván hecho a mano. Dependiendo de los gustos personales, ese hilván se puede disimular o, por el contrario, preferimos que sea vistoso. En este caso, lo podemos hacer con un hilo diferente a la tela base, por ejemplo, negro sobre blanco, o verde sobre azul.

Aunque, como la imaginación no tiene límites, también podemos poner una cenefa con un nudo y dejar el top sin los tirantes. Así queda un estilo desenfadado, algo hippie y muy original.

Riqueza nacional y bienestar

El famoso PIB (siglas de Producto Interior Bruto) indica lo que valdría, en dinero, todo lo que se produce en un país en un periodo de tiempo, generalmente, un año. El PIB incluye tanto bienes como servicios, sin tener en cuenta la nacionalidad de los factores de producción que los han generado.

Existe otro dato del mismo tipo, el PNB (Producto Nacional Bruto) que cuenta también el valor de bienes y servicios pero, en este caso, se refiere a los generados con factores de producción de un país, aunque se produzcan en otro. PIP y PNB son distintos, pero su resultado numérico suele ser parecido.

Tanto el PIB como el PNB tienen en cuenta únicamente los bienes y servicios finales, no los intermedios. Así se evita contabilizarlos dos veces, porque ya van incluidos en el precio final. La diferencia entre el coste de los bienes intermedios y el precio que paga el consumidor define el valor añadido de un producto.

Para calcular el PIB se multiplican los bienes producidos por su precio medio durante un año. Como los precios suelen variar, ese dato, llamado "PIB nominal", no sirve para hacer comparaciones interanuales. El incremento o disminución podría deberse tanto a variaciones en la producción como en los precios. Para evitarlo se usa el PIB real, que multiplica la producción de diversos años por los precios de uno, llamado "año base".

El Producto Interior Bruto es un indicador global de la economía de un país. Pero, para comparar países con poblaciones distintas, debemos hacer otro cálculo. El PIB per cápita divide la producción por el número de habitantes. Este sería, entonces, un dato más real sobre bienestar o riqueza de un país. Pero se trata sólo de un número, nada más.

Aunque el PIB y el PNB puedan indicar la medida del crecimiento económico de un país, esto no se corresponde exactamente con el bienestar que disfrutan sus ciudadanos. La calidad de los bienes y servicios producidos, la distribución de la riqueza, la economía sumergida, la tasa de paro, la educación y las libertades son sólo algunos de los factores que, junto con el PIB/PNB, determinan el bienestar de un país.

Cómo iniciar conversaciones

A veces nos encontramos en situaciones comprometidas, en las que nos vemos obligados a iniciar una conversación con alguien a quien no conocemos de nada. Encontrar un tema y llevarlo con elegancia no es fácil. Al romper el hielo siempre corremos el riesgo de meter la pata o causar una mala impresión.

El recurso más popular es hablar del tiempo. Es un comodín que todos hemos usado alguna vez en diversas circunstancias. Sin embargo, dice muy poco sobre nuestra originalidad, capacidad de improvisación y riqueza intelectual. Para estos casos, deberíamos tener un repertorio algo más variado, además de practicar dos virtudes: discreción y tacto.

Un buen recurso consiste en hablar sobre algo que tengamos en común con nuestro interlocutor. Puede ser el motivo que nos ha reunido, la persona que nos ha presentado o el lugar donde nos encontramos. Por poco que reflexionemos, seguro que hay algún punto de conexión. Y, más que el tema de conversación, lo que de verdad rompe el hielo es la forma de abordarlo. Un rápido vistazo a la otra persona - sexo, edad, vestimenta - nos dirá que tono debemos emplear.

También es importante el ambiente. No es lo mismo una fiesta que un funeral. Entre estos dos extremos hay ambientes más formales y otros más distendidos. En el entorno profesional, por ejemplo, es bastante común recurrir a temas laborales. En cambio, fuera del trabajo sólo se puede usar esta temática como lanzadera o puente hacia otros temas menos formales.

Algo que debemos evitar siempre son los asuntos controvertidos, a no ser que queramos suscitar una polémica o discusión. La religión, la política y el sexo son las tres tentaciones prohibidas, pero también son difíciles de manejar las conversaciones sobre ideologías, tradiciones o deportes. Otros temas delicados son los referidos a las enfermedades o cuestiones íntimas.

Una vez iniciada la conversación, no hay que acaparar el uso de la palabra. Conviene escuchar y adaptarnos, si la otra persona cambia de tema. Si no lo dominamos, siempre es mejor excusarnos con firmeza y cortesia que hacer el ridículo. En todo caso, hay tres cosas que debemos evitar a toda costa: las indiscreciones, las críticas a terceros y el egocentrismo. Nada suena peor que contarle nuestra vida a la gente, aunque alguna anécdota suelta pueda caer bien, si es divertida y breve.

Beneficios del ejercicio aeróbico

Para realizar ejercicios aeróbicos el organismo gasta oxigeno. En este sentido, toda nuestra actividad es aeróbica. Sin embargo, se suele llamar aeróbico al ejercicio en el que se queman hidratos de carbono y grasas para producir la energía de los músculos.

Andar, correr, pedalear, bailar, nadar y muchos otros ejercicios son aeróbicos, siempre que se realicen a intensidad moderada y uniforme. El consumo óptimo de azúcares y grasas se consigue al mantener un ritmo constante durante un largo período de tiempo. En estas condiciones, la frecuencia cardiaca se mantiene elevada, pero no demasiado alta; la respiración se vuelve intensa, pero en ningún momento llega a faltar el aire; el calor corporal aumenta y se suda, pero con moderación.

En la primera fase de cualquier ejercicio aeróbico, el oxígeno se combina con la glucosa procedente del glucógeno. Al cabo de unos minutos, cuando el cuerpo nota que escasea el azúcar, empieza a descomponer las grasas. Entonces disminuye un poco el rendimiento, mientras el cuerpo se adapta al cambio de origen de su energía. Superado este punto, se vuelve a los niveles y sensaciones normales, pero se queman grasas en lugar de glucosa.

Los mejores resultados para perder grasa se consiguen al realizar ejercicios de larga duración cuando hay hambre y sensación de debilidad. En general, las personas que no entrenan regularmente pierden la capacidad de utilizar el oxígeno con los años, a partir de la adolescencia. En cambio, el ejercicio aeróbico, además de quemar grasas, permite mantener esta capacidad y evita el cansancio prematuro. Y, por supuesto, nos mantiene en forma.

La actividad física aeróbica tiene múltiples beneficios para el organismo. En primer lugar, adelgaza, con todo lo que esto tiene de bueno. Fortalece el corazón y mejora la circulación sanguínea. Además, disminuye la tasa de colesterol y triglicéridos en sangre, lo cual fortalece la salud cardiovascular. Regula el nivel de azúcar y aleja el riesgo de diabetes. Finalmente, ayuda a descargar las tensiones psíquicas y reduce el estrés. ¿Quién da más?

Verderón, el gorrión verde

A mitad del otoño, las moras y las uvas ya se han agotado en las sierras, al igual que la mayoría de los higos. De entre todos los pájaros, llama la atención un escurridizo y esquivo gorrión de lánguido "thui". Es el verderón. Destacan en él los tonos verdosos de su plumaje, resaltados por las marcas amarillo dorado que se extienden a lo largo de las alas y la cola.

El verderón común es inconfundible. Tiene un pico robusto de color hueso y plumaje verde aceituna como fondo. Resaltan la dorada espalda y la garganta, así como las bandas de sus alas y cola, similares a una “Y” invertida, de colores gris y negro. La hembra tiene unos colores más apagados y menos dorados. Los jóvenes son marrones, rayados, se parecen a la hembra adulta.

Su principal alimento consiste en semillas que suelen cortar en pedacitos. Los verderones serían puramente vegetarianos si no capturaran, en la primera época de la cría, pequeños insectos y arañas. Tampoco desprecian, llegado el otoño las nutritivas hormigas aladas, que tanto gustan a la mayoría de los pájaros.

En el mes de marzo, la voz del verderón deja de ser tímida y actúa como un trovador. Durante el cortejo, además del vuelo nupcial, los machos silban de continuo con la cabeza y el ala levantadas en abanico dejando ver sus bandas doradas y cumplen una serie de ritos que atraen a la hembra.

El nido de estos pájaros es voluminoso. Se apoya en las ramas y tiene un interior confortable y suave. El verderón construye de dos a tres nidos al año: el primero en árboles de hoja perenne y los demás en arboles de hoja caduca.

Los verderones ponen cuatro o cinco huevos, de color blanco azulado con manchas rojizas, que son incubados de 12 a 15 días por las hembras únicamente, mientras sus parejas proveen los alimentos. Cuando nacen los polluelos, el macho los alimenta, mientras que la hembra los cubre. Con las primeras plumas, la alimentación será cosa de los dos. Si la madre, pasado este periodo, se dispone a realizar una nueva nidada, la tutela será exclusivamente del padre hasta que se valgan por sí mismos.

Menopausia y osteoporosis

La osteoporosis es una enfermedad de los huesos que afecta principalmente a las mujeres mayores, a partir de la menopausia. Entre los 50 y los 70 años los huesos pierden sales minerales y calcio, se vuelven más porosos, ligeros y frágiles. Está claro que los huesos también cumplen años con nosotros.

La principal causa de la osteoporosis es una dieta pobre en calcio. También contribuyen el tabaco, algunos medicamentos, el uso prolongado de corticoides o esteroides y la vida sedentaria. Pero, incluso sin ninguna causa, puede aparecer en la menopausia, debido a la disminución de los niveles de estrógenos.

Se puede prevenir el avance de la osteoporosis siguiendo una dieta equilibrada y rica en vitamina D y calcio. Es muy beneficioso caminar, obligando a las piernas y caderas a cargar con nuestro peso. Pero hay que tener mucho cuidado con las caídas. Lo mejor es ir a paso rápido o cuesta arriba. También podemos correr, con cuidado si tenemos problemas cardiovasculares. Siempre es mejor correr sobre tierra blanda que sobre una superficie dura.

En cuanto a los deportes, es mejor elegir aquellos que trabajan con grandes grupos musculares, ya que, así, se estimula el crecimiento de la masa ósea. Si optamos por el tenis, hay que cambiar la raqueta de mano y apoyar las dos piernas de forma alternativa en los saques, para no descompensar la musculatura.

Los ejercicios aeróbicos mejoran los huesos mucho más rápido. No debemos exagerar ni realizar saltos excesivos, ya que nos pueden provocar una fractura. El levantamiento de pesas puede frenar la perdida ósea y aumentar la densidad de los huesos, pero hay que extremar las precauciones y estar muy atentos a las posturas si tenemos problemas de espalda. Pero, sin duda, la mejor elección es la natación, que trabaja toda la musculatura en un medio tan relajante como es el agua.

Un remedio saludable para tomar calcio de forma natural es el siguiente: sumergimos un huevo en zumo de limón, ponemos la cáscara del limón encima para hacer peso, lo dejamos doce horas en maceración y tomamos el líquido tres veces por semana.

Conserva natural de frutas

Casi todos los tipos de fruta se pueden envasar, y una buena provisión de fruta envasada puede ser una reserva inapreciable, nutritiva y sabrosa. Los frascos han de ser de cristal grueso, con tapa de rosca o de presión. Deben tener una junta de goma que encaje en torno a la tapa y asegure un cierre hermético. Si entra aire en el frasco, la fruta se fermenta en seguida.

Si pensamos envasar la fruta, hay que revisar primero los frascos con cuidado para comprobar que no tienen el borde mellado. Si lo tienen, no sirven para nada, porque el cierre no será hermético. Hay que comprobar también que las tapas no estén agrietadas, oxidadas ni dobladas, y que los resortes sean fuertes. Para probar el hermetismo, llenamos el frasco de agua, ponemos la junta y la tapa, y lo colocamos boca abajo en la mesa. Si hay algún indicio de pérdida tras unos cinco minutos, los frascos no deben usarse.

Con los frascos seleccionados, lavamos en agua caliente los que vamos a utilizar poco antes de llenarlos de fruta, pero sin secarlos por dentro para no esparcir los gérmenes que tiene hasta el paño más limpio. Los dejamos escurrir boca abajo.

Debemos elegir sólo fruta perfecta y clasificarla para embotellar. Las manzanas y las peras no deben pelarse, basta con quitarles el corazón, cortarlas en rodajas o en cuartos y meterlas en agua fría con algo de sal para evitar que se decoloren. Los albaricoques y los melocotones han de cortarse por la mitad y deshuesar; los melocotones también se pelan. Las cerezas y ciruelas se pueden envasar enteras, o cortar por en medio y deshuesar si se prefiere.

Hay que lavar bien toda la fruta antes de envasarla. Se suelen hacer las conservas en almíbar de azúcar. Aunque no hay razón para que no pueda envasarse simplemente en agua, su sabor no es tan bueno. Se prepara el almíbar con unos 200 g de azúcar granulado en unos 500 ml de agua. Esta proporción puede variar según la fruta y nuestro gusto.

Se distribuye la fruta de forma homogénea, usando el mango de una cuchara de madera para empujar y colocar las frutas más consistentes. Se llenan los botes de fruta y después se vierte el almíbar. Se agitan y golpean contra la mesa para soltar las burbujas, y se rellenan con más almíbar.

Hay que esterilizar la fruta envasada para evitar las bacterias y microbios que la podrían estropear. El modo más recomendado es al baño maría rápido. Se envasa la fruta en frascos y se llenan de almíbar caliente. Se meten en una olla profunda o en cualquier otra cazuela grande que tenga un fondo falso. Si no lo tiene se puede improvisar con papel de periódico o un trapo en el fondo. Los frascos no deben tocarse. Se llevan a ebullición durante 30 minutos. Pasado este tiempo se sacan los frascos, se enfrían al agua (no conviene quemarse) y se aprietan al máximo las tapas.

El cuidado del cabello

Para mantener el cabello saludable, lo primero es llevar una dieta sana y variada. Algunas de las causas por las que se deteriora o se nos cae el pelo tienen su origen en la alimentación. La falta de vitaminas - sobre todo, B6, C y E -, de algunas proteínas o de hierro, están entre las principales.

Claro que también influyen otros factores, como el estrés, las emociones, las horas de sueño, el abuso de cosméticos capilares, la falta de higiene o de ventilación, drogas, excitantes, algunos medicamentos y nuestro estado de salud, en general.

Hay ciertos problemas, cómo la calvicie, que pueden tener un origen hereditario. O la caspa, que es común en los cabellos grasos. Esta aparece con frecuencia en la pubertad, una época en la que, debido a los cambios hormonales, hay un exceso de grasa. También contra estos problemas existen remedios caseros.

La caída de entre 60 y 120 cabellos al día se considera normal, pero en ocasiones, cuando el cabello está débil, especialmente en primavera y otoño, se cae más, y entonces se convierte en un problema. Un remedio bastante efectivo es el aguardiente de quina. Funciona incluso cuando la pérdida del pelo es un factor hereditario, ya que consigue retardar el proceso.

Para elaborar aguardiente de quina necesitamos un gramo de corteza de quina del Brasil (de venta en droguerías, farmacias o herboristerías) y medio litro de aguardiente de orujo, mezclado con una pizca de sal. Lo dejamos en maceración dos semanas, volteándolo cada día para que los ingredientes se integren.

Pasados los 15 días, ya se puede usar. Empapamos la superficie a tratar con la palma de la mano y realizamos un masaje en el cuero cabelludo con las yemas de los dedos. Hay que darle fuerte para que se absorba el preparado. Una vez seco, nos damos otro masaje con firmeza durante cinco minutos. Repetimos el proceso cada noche, hasta que logremos detener la caída del cabello.

Prepararse para una cirugía

En muchos casos, las operaciones quirúrgicas no suponen una emergencia. Antes de pasar por el quirófano deberíamos hacer varias preguntas, por ejemplo, si la intervención es realmente necesaria o cuáles son las alternativas disponibles. En casi todos los tratamientos médicos hay beneficios y desventajas, la elección es nuestra. Por eso conviene informarse bien.

El médico de cabecera es quien nos puede proponer un cirujano o especialista que nos brinde una segunda opinión, aunque, si conocemos a alguien de confianza, nada nos impide consultarle. También debemos hablar con nuestro seguro médico, para saber si cubrirán el coste de la operación y de la segunda opinión.

Si decidimos consultar a otro profesional, vamos a asegurarnos de que nos envíen toda la información existente, para que no se tengan que realizar de nuevo los exámenes y análisis clínicos. En todo caso, siempre debemos informar al médico sobre nuestras alergias y problemas de salud.

Saber cuáles son los beneficios de la operación es primordial. Hablaremos con el cirujano tratando de ser realistas en cuanto a los resultados, pues una operación pocas veces lo resuelve todo. Tenemos que salir de la consulta, satisfechos con la información recibida, sabiendo por qué necesitamos la cirugía, cómo será la recuperación posterior y si existen otras alternativas.

También nos informaremos sobre el centro médico donde se va a practicar la operación, ya que algunas intervenciones tienen mayor éxito en hospitales o clínicas en las que se hacen con frecuencia. Igualmente, conviene saber qué tipo de anestesia se va a utilizar, si será local o general, y por qué. Hablaremos con el anestesiólogo sobre los posibles efectos secundarios.

Un portavelas para el salón

Las velas y los recipientes de cristal transparente son una buena combinación para crear un portavelas cálido y original. Podemos elegir su decoración y utilizarlo como centro de mesa en cualquier rincón del salón. Desde jarrones hasta peceras, hay muchos objetos de cristal que se pueden aprovechar para realizar nuestro diseño de portavelas.

El modelo de jarrón ha de estar acorde con la longitud de las velas, para que estas no sobresalgan. Optaremos por un cristal transparente, así se apreciará toda la belleza de la composición. Si es de color, podemos jugar a combinarlo o contrastarlo con la mesa donde vaya a estar ubicado. Queda muy bien si contrasta con la mantelería, en caso de que la haya.

Hay diversas opciones que nos pueden servir para adornar el portavelas: flores, frutos secos, legumbres, conchas, piedras de río… Se colocan sin mezclar, de modo que el contenido quede muy variado. Las velas quedaran más decorativas si las unimos con cinta de tela o cuerda de rafia. Por ejemplo, se pueden poner tres velas con dos lazadas en la parte frontal.

Para sujetar las velas, se doblan unos trozos de alambre a modo de horquilla y se pinchan en su base. También se pueden poner unas grapas especiales. Cubrimos por completo el fondo del recipiente de cristal con un estropajo de esparto, extendiéndolo bien hasta que quede uniforme.

Un pequeño hueco abierto en el esparto, justo encima del centro de la base del jarrón, servirá para colocar las velas. Si no quedan rectas, las podemos ajustar con el alambre. Sobre esa base de esparto colocamos los elementos decorativos (por ejemplo, unos frutos secos), sin que se mezclen. Por último, extendemos sobre la composición final unas rodajas de limón secas.

Begonias, las reinas del jardín

Las begonias son un extenso género de plantas de hermosas flores que crecen a la intemperie o en el interior. Aparecen en forma de matas y arbustos pequeños, anuales o cada dos años. Prefieren sombras ligeras y mucha humedad del aire. Les gusta la tierra suelta. Miden de quince a veinte centímetros, aunque algunas alcanzan los dos metros. Florecen todo el año y se reproducen por tubérculos, semillas e implantes de hoja o cabeza.

Por su propio origen, las begonias son plantas de sombra, pues proceden de los bosques lluviosos tropicales o subtropicales de América, Asia y África, donde se siguen descubriendo nuevas especies. Sin embargo hay algunas variedades que prosperan en altitudes de hasta 4000 metros.

Las begonias se dividen en dos grupos: las de hoja y las de flor. Las begonias de hoja pueden tener grandes hojas dentadas, con tonalidades rojas o rojo-violeta con los bordes verdes; o también pueden tener las hojas más pequeñas, de color verde, gris o rojo. Crecen de primavera a otoño. Hay que regarlas con cuidado y ponerles abono de marzo a fines de agosto. El otro grupo, el de las begonias de flor, es el más conocido. A él pertenecen las más hermosas flores de interior e intemperie con las que el aficionado a la jardinería se puede lucir.

Las begonias de flor se pueden plantar a partir del mes de enero. Para realizar la plantación por tubérculos, se siembran muy juntos entre si, en una habitación caliente. El hoyo que tiene cada patata indica el punto en el que van a salir los brotes. La tierra tiene que conservarse siempre húmeda.

Cuando las nuevas begonias hayan brotado, si estaban al sol, es necesario ponerlas a la sombra. Al principio del otoño, si las plantas están en el exterior, hay que protegerlas con telas de las primeras heladas. En cuanto llegue el frio intenso, se sacan de la tierra, se cortan los brotes y se guardan los tubérculos en una habitación, hasta que se sequen. Después se ponen en turba seca y se guardan para la siguiente temporada.

Nuestra manta de viaje

Seguro que alguna vez hemos realizado un viaje en el que vamos de acompañantes. A pesar de la climatización del vehículo, quizá echamos de menos una manta para taparnos. Aún sin tener frío, esa sensación de sentirnos arropados - actitud digna de un buen psicoanálisis - nos proporciona placer y confort. Incluso puede que, si no hemos encontrado una mantita, hayamos buscado refugio bajo alguna pieza de abrigo.

Pues bien, para que podamos tener siempre a mano una manta de viaje, vamos a confeccionarla nosotros mismos. Necesitamos una tela de algodón, otra tela adhesiva por las dos caras, hilo de coser a juego, tijeras,… Vamos a realizar nuestra manta en varios tonos de rosa, azules y amarillos. Impactante, ¿no?

Primero lavamos la tela para evitar llevarnos una sorpresa, pues algunas encogen al lavarlas. Realizamos dibujos geométricos con las telas de colores, cosiéndolos con hilvanes grandes y vistosos, o en zigzag, a la tela base de distinto color. Así quedará graciosa y con un decorado atrayente. Si no sabemos cómo hacer los dibujos, podemos calcarlos de alguna revista de moda, para lo que necesitaremos papel fino de calco.

Unimos a esta tela decorada otra del mismo tamaño que será la parte posterior de la manta, poniendo entre las dos un trozo de tela acolchada, de venta en mercerías. Este acolchado se pega por ambos lados con la tela adhesiva. Podemos dejar trozos desiguales de la tela base por todo el borde de la manta, que nos servirán como flecos ornamentales. Y ya está. Para el próximo viaje podemos estrenar nuestra flamante manta de diseño.

Adam Smith y el libre mercado

La economía actual se basa en el libre mercado prácticamente en todo el mundo. En este sistema, en estado puro, los medios de producción están en manos privadas. La realidad es diferente: en muchos países, el sector público interviene en la economía en mayor o menor medida.

Las bases teóricas del libre mercado se deben al economista Adam Smith. Nacido en Escocia en 1723, Adam estudió filosofía en las universidades de Glasgow y Oxford. Trabajó como profesor, catedrático y director de aduana. En 1776 publicó el "Ensayo sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones", el libro que sentó las bases de la economía política.

Esta obra explica que las personas se mueven por dos intereses: bienestar y libertad. El bienestar individual se obtiene con la propiedad privada y, el social, con el crecimiento económico. La libertad, por su parte, implica capacidad de elección. La buena combinación de esos dos factores estimula la competencia empresarial, la optimización del trabajo, la producción de las mercancías necesarias y la fijación de precios. El mercado se regula a sí mismo; satisface intereses individuales mientras, sin pretenderlo, consigue beneficios colectivos.

Smith creía en la división del trabajo como factor de crecimiento económico. La especialización hace crecer la producción y, a la vez, reduce la cantidad de recursos utilizados. En consecuencia, aumenta la productividad de las empresas, lo que les proporciona mayores beneficios. El trabajador también gana, ya que un especialista suele tener mejor sueldo y más ofertas de trabajo.

Otra característica del libre mercado es la no intervención del estado en la economía. La oferta y la demanda se bastan para mantener la producción y los precios en una relativa estabilidad. En temas económicos, los poderes públicos únicamente deberían ocuparse de la seguridad, de mantener las infraestructuras y de asegurar que se cumplen las reglas.

"No es por la bondad del carnicero, del cervecero o del panadero que podemos contar con la cena de hoy, sino por su propio interés". Adam Smith, 1723 - 1790.

Cocinar con el wok

El wok permite cocinar unos sabrosos platos conservando todas sus vitaminas. Es un utensilio básico en la comida china que ha adquirido un gran protagonismo en la occidental. Resulta simple y práctico, dos virtudes importantes en la cocina.

Cuando el wok es nuevo conviene frotarlo por dentro y por fuera con un estropajo, para limpiar la capa de laca que lo recubre. Después, lo aclaramos y lo secamos con un trapo. La primera vez que lo vayamos a utilizar, tendrenos que untar su interior con aceite de maíz o de soja y calentarlo hasta que se evapore. Lo secamos bien y, una vez limpio, lo recubrimos con un poco de aceite para evitar que se oxide.

Puestos a cocinar, primero preparamos los ingredientes. Si son legumbres, las cortamos en rodajas, en láminas o las trocearemos. En el caso de las aves, hacemos trozos de 2 a 3 cm. Si es carne, la cortamos en tiras finas. Trinchamos el marisco muy fino con un cuchillo. Y así, cada alimento según sus características.

Una vez tenemos los alimentos cortados, los ponemos en el wok, encendemos el fuego y los removeremos en un aceite que no sea de oliva (puede ser de soja, maíz o girasol), para conservar sus propiedades nutritivas, hasta que se doren. Al final de la cocción colocamos los alimentos en el borde del wok para que se escurra el exceso de aceite. De esta forma, van a quedar crujientes.

Con el wok podemos preparar un arroz frito con gambas para 6 personas, con esta receta:

- 4 tazas de arroz cocido.
- Una cebolla pequeñita picada.
- 3 cucharadas soperas de aceite.
- 3 huevos batidos.
- 500 grs. de gamba fresca.
- Media taza de champiñones troceados.
- Media taza de castañas troceadas.
- Media taza de berros.
- 2 cucharadas soperas de salsa de soja.
- Una pizca de azúcar.

Freímos los huevos vuelta y vuelta, como una crepe, con una cucharada de aceite y los troceamos. Doramos la cebolla con dos cucharadas de aceite y añadimos, primero el arroz y después las gambas. Vamos removiendo hasta que se dore. Añadimos los champiñones, las castañas, el berro, la salsa de soja y el azúcar. Una vez dorado todo se añaden las tiras de huevo.

Regalos para quedar mal

Regalar es una costumbre antigua, presente en muchas culturas. Puede ser un placer, o podemos sentirnos obligados a hacer un regalo con pocas ganas. En todo caso, resulta imperdonable que un presente nos haga quedar bien. Para evitarlo, nada mejor que contrariar los deseos de quien lo va a recibir, eso nunca falla. Si no lo tenemos claro, podemos tomar algunas medidas.

¿Qué tipo de relación nos une con la víctima? Si hay mucha confianza, lo tenemos más difícil, ya que "casi" todo vale. En cambio, si la relación es más formal o distante, podemos regalar ropa (que no se va a usar), complementos (que se quedarán en el armario), algún perfume (que no gustará) o cualquier cosa que se vea cara y ostentosa. Quedaremos mal, seguro.

Hay otras opciones para meter la pata. En general, se trata de ofrecer regalos inútiles, feos, sin clase o que resulten difíciles de aceptar. Por ejemplo, algo que nos han regalado y no nos gusta. También son buenas elecciones la ropa interior u otros objetos de uso personal. Y el regalo estrella: cualquier animal. Imaginemos la cara de alguien que odia a los perros, o tiene alergia al pelo, si le obsequiamos con un pequinés. Irreparable.

Si en la lista anterior no hemos encontrado el regalo ideal, todavía podemos recurrir a los alimentos y bebidas. Eso sí, que no sean de calidad. Un brandy "de batalla" o unas galletas en caja familiar nos aseguran el éxito. Y, si queremos triunfar de verdad, nada mejor que entregarlo en la bolsa del súper.

En fin, que si queremos quedar mal, lo tenemos fácil. En realidad, cualquier regalo vale, incluso los buenos, si tomamos esta simple precaución: olvidarnos en el interior del paquete, como quien no quiere la cosa, el ticket de compra.

¿Sudar para adelgazar?

Algunas personas creen que, si sudan mucho cuando hacen ejercicio, van a quemar más grasas, o las quemarán más rápido. Incluso hay quien se "ayuda" usando ropa gruesa o hecha con materiales que retienen la transpiración. Grave error, lo único que se consigue es perder energía, cansarse e, incluso, enfermar.

El sudor que transpiramos al hacer ejercicio es, sobre todo, agua y sales minerales. Sudar deshidrata, y un cuerpo deshidratado rinde menos, ya que el agua es una parte fundamental de los músculos. Y con un menor rendimiento muscular tendremos menos posibilidades de quemar grasas. Curioso, ¿no?

Cuando hacemos ejercicio el proceso natural es el siguiente: primero se acelera el pulso y aumenta el calor corporal; después empezamos a sudar, perdiendo agua; al cabo de un tiempo manteniendo el ritmo (10-15 minutos) vamos quemando hidratos de carbono; si el ejercicio es moderado, a la media hora se empieza a quemar grasa. Esto es todo.

Por tanto, para llegar a quemar la grasa, el cuerpo necesita tiempo, constancia y un ritmo moderado. Los ejercicios de tipo cardiovascular, como la marcha, las carreras de fondo, los aeróbicos, la bicicleta o la natación son ideales para lograr este objetivo, siempre que el ritmo y el esfuerzo no sean de competición. Para saber si el ritmo es el adecuado hay diversos métodos. El más simple es este: que nos permita hablar, con esfuerzo, pero sin que se nos corten las palabras.

Las grasas se acumulan en el cuerpo cuando comemos mal y/o llevamos una vida sedentaria. En realidad, es un tema de sumar y restar. Si al cuerpo le echamos menos pienso, o gastamos más combustible, tendremos menos grasa. Sudar no cuenta para nada en esta ecuación matemática.

Por otra parte, si el cuerpo no tiene suficiente ventilación, la piel se irrita y puede llegar a deteriorarse, porque las sales que se transpiran con el sudor son muy abrasivas. Para hacer gimnasia no es recomendable usar sudaderas, ni fajas, ni nada parecido. Lo mejor es ponerse ropa cómoda y holgada. Hay que tener en cuenta la temperatura ambiente y el clima. No conviene pasar demasiado calor, pero también es importante evitar el frio.

Naturalmente, hay que beber agua durante los ejercicios para mantener el cuerpo en un nivel óptimo de hidratación. Las bebidas isotónicas no son necesarias; están pensadas para deportistas de élite que hacen sesiones muy largas y pierden gran cantidad de sales minerales. Para la mayoría de las personas que hacen ejercicio, acumular estas sales sería perjudicial. Lo más sensato es beber agua y comer alguna fruta.

Pavos, alternativa a las gallinas

Los pavos son las aves que se crían menos a pequeña escala, ya que tienen fama de difíciles y delicados. Además, suelen criarse únicamente por su carne, aunque sus huevos tienen en realidad un sabor similar a los huevos de gallina y el doble de tamaño.

La principal preocupación a la hora de criar pavos es que tienden a sufrir una enfermedad llamada entero hepatitis, si se ponen en contacto con las gallinas o alguien atiende a los pavos después de haber estado en un gallinero. Sin embargo, los modernos piensos contienen un antibiótico que combate esta enfermedad. Si les damos el granulado especial para pavos, no hay problema.

Los huevos de pavo pueden ser difíciles de incubar. Las pavas no son buenas madres, porque son relativamente grandes para el tamaño de sus huevos y los pueden romper. Es mejor usar una gallina clueca, si es posible, que puede incubar de seis a ocho huevos. Después criará a los pavipollos como a sus propios hijos, enseñándoles a comer y cuidando de ellos.

Una alternativa es incubar los huevos de pavo en una incubadora a una temperatura constante de 38º. Es mejor tenerla dentro de casa que fuera en un cobertizo, donde la temperatura será variable. El problema de incubar los huevos de pavo así es que a los pavipollos les cuesta trabajo empezar a comer. El truco para vencer su resistencia es picar una hojas de cebolla y ponérselas encima de la comida.

El alojamiento para los pavos es similar a un gallinero. Les gusta tener perchas, pero hay que procurar que sean resistentes. Si podemos criar los pavos en libertad, mucho mejor. Pasan todo el día vagando, picoteando, comiendo y estercolando.

Además de haber mercado para los huevos de pavo, los pavipollos de un día se pueden vender fácilmente, o se pueden conservar y venderlos en Navidad.

Moderación y longevidad

En general, si los padres viven muchos años, los hijos también. Claro que no es una regla infalible, pero sí es una probabilidad alta que las estadísticas demuestran. Sin embargo, hay otro factor de longevidad todavía más elevado que la herencia: los hábitos de vida y, en especial, la moderación con la comida. Si alguien reúne todos esos factores, puede vivir más que la media.

Hace un tiempo se hicieron unas pruebas con ratones blancos para comprobar de qué manera influye la moderación en la duración de la vida. Estos roedores reaccionan a la dieta de forma muy parecida a como lo hacemos los humanos. Además, se ha comprobado que un periodo de diez días en la vida de un ratón blanco equivale a un año en la vida de una persona. Esto hace que los experimentos sean fiables y los cálculos, sencillos.

De las pruebas se sacaron algunas conclusiones. Si alguien come todo lo que quiere, sin control, la duración de su vida será de entre 60 y 70 años. En cambio, si come solo lo necesario, más un pequeño margen de reserva, y escoge alimentos de calidad en una dieta equilibrada, puede llegar hasta los 80 años con las capacidades bastante enteras. Pero lo más curioso es esto: si come algo menos de lo necesario, se reduce un poco la capacidad de trabajo a cambio de prolongar la vida. Al parecer, el cuerpo se desgasta menos al tener que procesar menos alimentos.

Hay una verdad que queda muy clara: el desarreglo alimenticio contribuye a acortar la vida, mientras que el control en la calidad y cantidad de lo que se come, la alarga. Pero, como hemos visto, hay tres casos, no dos. Un factor que los puede explicar es la relación entre la alimentación y la actividad. En general, quien come demasiado, actúa poco; quien come bien actúa mucho, ya que tiene energía y agilidad; en cambio, quien come poco debe reposar más y, por tanto, se desgasta menos.

Unas cejas bien depiladas

Si las cejas están bien dibujadas y además son naturales, pueden revivir la mirada y cambiar los rasgos de la cara. Lo ideal es que las depilemos al salir de la ducha, ya que el agua caliente ha dilatado nuestros poros y los pelitos salen con más facilidad. El espacio entre las cejas no debe ser más de un centímetro y medio. Así vamos a evitar que la nariz parezca más ancha.

Para depilar cada ceja, vamos a estirar la piel y arrancar pelo a pelo en el sentido que crece. Con movimientos precisos y rápidos, cogemos el pelo lo más cerca posible de la raíz con las pinzas y evitamos que se rompa. De izquierda a derecha y así seguimos una simetría con las dos cejas.

Encontraremos la longitud ideal de las cejas por medio de una línea imaginaria, si colocamos un lápiz o una regla que vaya desde la aleta de la nariz hasta el extremo externo del ojo en línea recta, cruzando la ceja, y desde el lateral de la nariz hasta el extremo interno del ojo.

El grosor depende de tamaño original de las cejas y de la forma que se les quiera dar. Es importante que el inicio de la ceja sea más grueso que el resto. El punto de inflexión, que es el más alto del arco de la ceja, coincide con el borde externo del iris cuando miramos de frente.

Si tenemos las cejas muy rectas, podemos redondearlas dejando un poco más de grosor en el inicio y en el extremo y, después, depilando ligeramente la parte superior de estos dos extremos. Para arreglar las cejas en forma de acento circunflejo, depilamos ligeramente la punta del acento. Si queremos evitar los remolinos, podemos depilar ligeramente el lado interno superior del comienzo de la ceja. Finalmente, las cejas poco pobladas se deben depilar poco, ya que podría quedar un trazo demasiado fino.

La cera templada permite hacer un trazado global de la línea. Aplicamos la cera en el sentido del pelo. Ponemos una pequeña banda vertical en el entrecejo. Se debe evitar la cera en la parte superior de la línea de la ceja. Si hay que depilar esta zona, quedará mejor con pinzas.

Pintar la fachada de casa

Si cuidamos el exterior de nuestra casa conseguimos, además de tener las calles más cuidadas y los edificios más limpios, un espacio harmónico con el entorno. Pero, sobre todo, reparando el exterior mantenemos nuestra casa en buenas condiciones y la preparamos para soportar mejor las inclemencias del tiempo.

Con las fachadas de las casas limpias se mejora el aspecto de pueblos y ciudades. Con esto, además, ayudamos a promocionar turísticamente el municipio donde vivimos, ya que a todos nos gusta ir a lugares limpios y cuidados.

Antes de empezar las obras debemos preguntar al ayuntamiento qué clase de materiales, cánones de construcción o colores están permitidos y, de paso, si hay algún tipo de subvención. A veces, los ministerios de Fomento o Vivienda y otros organismos públicos, autonómicos o municipales, financian parte de la reforma.

Antes de pintar la fachada es muy importante hacer repasar las superfícies por un albañil, para reparar las juntas, grietas o imperfecciones de la propia construcción. No hay que esperar a que la obra esté acabada para darnos cuenta de que falta una luz en el exterior, un timbre o un arrimador decorativo de piedra, unas barandillas, etc. Si lo tenemos todo claro antes de empezar, ahorraremos tiempo y dinero.

La limpieza y la reparación de la casa se consolidan con la pintura adecuada. En el mercado hay una gran variedad. En sitios donde la lluvia es muy habitual será útil un revestimiento elástico. Para sitios donde hay mucha luz solar es mejor aplicar pinturas acrílicas que, además, secan muy rápido. Las fachadas de adoquines también se pueden tratar, hay barnices especiales que protegen de la suciedad atmosférica y de la aparición de hongos.

Cómo acortar cremalleras

Hace unos días hablamos sobre cómo coser una cremallera nueva. Allí dábamos por supuesto que encontrábamos una de la misma medida que la vieja, pero, ¿y si no es así? Las cremalleras que se venden en las mercerías son de 30, 35, 40 centímetros, y así de 5 en 5, hasta los 80 cm. Si ninguna de estas medidas nos va bien, podemos comprar la de largo inmediatamente superior al que necesitamos y, después, acortarla.

Lo primero que vamos a hacer es medir en la prenda los cantos de la cremallera vieja desde el principio hasta el final del cierre. Trasladamos esta medida a la cremallera nueva, desde el extremo inferior, y lo marcamos en las cintas de la cremallera con un alfiler.

Si la cremallera es metálica, con cuidado de no romperla, abrimos las piezas que hacen tope en las filas de los dientecitos y las reservamos para después. Quitamos los dientecitos que nos sobren con unas tenazas para no romper la cinta de la cremallera, lo que posiblemente nos pasaría si lo hiciéramos con unas tijeras. Volvemos a enganchar las piezas de tope en las cintas de la cremallera y las apretamos fuertemente.

Las cremalleras de plástico no tienen dientecitos sino una espiral. Quitamos con unas tenazas las piezas de tope que hay en la parte superior y cortamos las espirales, dejando de 1,5 a 2 cm. más de las medidas requeridas. Para que la corredora no se pueda salir por arriba, rematamos los extremos superiores cosiendo gruesos topes de hilo.

En todos los casos, cosemos la cremallera ya acortada tal como se indica en el artículo sobre cómo cambiar una cremallera e incorporamos a la costura los extremos superiores de las cintas que nos sobren, o los doblamos hacia dentro. Si hemos tenido cuidado (y algo de suerte, que siempre ayuda), la cremallera habrá quedado tan bien como si hubiera tenido la medida exacta.

Aromaterapia, olores que curan

"El niño reconoce a su madre por el olor". Esta frase demuestra la importancia que tiene el olfato en el ser humano. Pues, ¿qué hay más importante para un bebé que su madre? Desde pequeños aprendemos a distinguir los diversos aromas y los clasificamos como olores buenos y olores malos.

El primero que utilizó el término aromaterapia fue por el químico francés Maurice Gattefosse, quien descubrió las propiedades curativas del aceite esencial de lavanda. En sus investigaciones comprobó la importancia de los aceites esenciales para la buena circulación sanguínea y linfática, así como el modo en que influyen sobre el metabolismo.

El diccionario define la aromaterapia como "la utilización con fines terapéuticos de los efectos producidos por los aromas en el organismo". Pero no es solo una terapia basada en olores; los aceites esenciales que se destilan de las plantas se pueden aplicar de diversas formas, puesto que no curan únicamente los aromas, sino la carga energética y los componentes químicos que forman parte de su estructura molecular. Estos aceites pueden aplicarse, siempre diluidos, en forma de linimentos, emulsiones, cremas, lociones, cataplasmas, ungüentos y más.

Los aceites esenciales son la esencia vital de las plantas, como su nombre parece indicar. Se trata de substancias que tienen consistencias grasosas, más o menos fluidas, a veces resinosas, muy perfumadas y volátiles. Su elevadísima concentración hace que su efecto sea mucho más intenso y sutil sobre la mente, las emociones y el organismo. Por ejemplo, para obtener un kilo de aceite esencial de melisa, se precisan 5000 kilos de hojas.

La mayor parte de las plantas contiene esencias. Según los casos, los aceites esenciales se extraen de las flores, de las hojas, de las semillas, de las raíces, de los frutos, de las cortezas o de la madera. Por otra parte, la conservación de estas esencias exige algunos cuidados. Se aconseja guardarlas en frascos de vidrios, de colores opacos y bien cerrados, para preservarlas de la acción del aire y de la humedad.

En la terapéutica de uso interno es imprescindible utilizar esencias naturales de gran pureza. La dosificación a emplear debe estar siempre prescrita y supervisada por personas cualificadas.

El pensamiento lateral

Hoy vamos a jugar un poco. Propondremos unos acertijos para resolver y, al final, daremos las soluciones. Para hacerlo bien tendremos que dejar de lado nuestra lógica convencional y usar el pensamiento lateral. Solemos resolver los problemas basándonos en las experiencias que hemos acumulado y haciendo suposiciones racionales. Pero, a veces, hay que mirar las cosas desde otro ángulo para encontrar la solución.

El pensamiento lateral es una fuente inagotable de creatividad. Todos lo tenemos, pero no siempre lo usamos. A veces se le llama intuición, aunque no es lo mismo. Básicamente, consiste en no permitir que la mente haga lo que suele hacer: ir en línea recta y suponer lo que cree ver en lugar de abrirse a lo que, en realidad, ve. No es difícil, ¿probamos?

1.- Hablando de ángulos, ¿cuánto mediría uno de 10 grados si lo miramos a través de una lupa de 5 aumentos?

2.- Si alguien nos asegura que es capaz de adivinar el tanteo de un partido de futbol antes de que empiece, ¿podemos creerle?

3.- Una noche fría y ventosa encontramos un refugio en la montaña. En el bolsillo solo tenemos una cerilla. A duras penas, conseguimos ver una vela sobre la mesa y algo de leña en la chimenea. ¿Qué encenderemos primero?

4.- Una señora se subió a un taxi. Por el camino no paraba de hablar, hasta que el taxista le explicó que era sordo como una tapia y se había estropeado su audífono. La señora se calló el resto del viaje, pero, nada más bajar del taxi, se dio cuenta de que el hombre mentía. ¿Por qué?

5.- Si tenemos tres tazas de café y catorce terrones de azúcar, ¿cómo podemos endulzar el café poniendo un número impar de terrones en cada taza?

Soluciones:

1.- 10 grados, evidentemente.
2.- Sí, antes del partido el tanteo siempre es 0 a 0, no falla.
3.- La cerilla, claro.
4.- Lo primero que la señora le dijo al taxista era a donde iba. Y allí la llevó.
5.- Como queramos, mientras sean impares. No dice que haya que gastar todos los terrones.